La ministra Lucinda Molinar garantizó que los estudiantes serían recibidos.
Este miércoles 23 de abril amaneció con la tensión en el aire: gremios educativos anunciaron una huelga indefinida, pero en la práctica, en muchas escuelas del país lo que hubo fue clases como de costumbre. El famoso paro... hasta ahora, sigue siendo más un rumor a voces que una realidad contundente.
Y es que desde el día anterior, la ministra de Educación, Lucinda Molinar, había enviado un mensaje claro: “Manden a sus hijos a la escuela, van a ser recibidos”. Y ese llamado fue atendido. Padres de familia, lejos de entrar en pánico, mandaron a sus hijos confiando en que los planteles seguirían funcionando.
Uno de los ejemplos más claros fue el Instituto Rubiano, donde su directora, Elizabeth Gil de Solís, salió al paso para confirmar la normalidad:
“Para hacer un balance de la jornada matutina, hasta estos momentos tenemos una afluencia de docentes normal como cualquier día. El 98-99% de docentes están presentes aquí, de igual manera los estudiantes de la jornada matutina. Lo mismo esperamos para la vespertina, clases normales”.
La imagen fue clara: mochilas, uniforme y presencia total en el salón. Si bien algunos gremios insisten en que la huelga va, en muchas escuelas, los pasillos estuvieron llenos de voces estudiantiles y no de consignas de protesta.
El panorama ahora queda dividido. Por un lado, están los que siguen con el llamado a la paralización, y por otro, la realidad de las escuelas que abrieron sin mayores sobresaltos. Por lo pronto, la educación no se detuvo.