La lluvia de inicios de la semana que dejó parte de la ciudad de Panamá inundada fue como una especie de pistoletazo de salida a la decisión del Tribunal Electoral (TE) sobre el proceso de revocatoria de mandato contra el alcalde José Luis Fábrega.
El inicio anticipado de la temporada lluviosa, que este año se vislumbra con mucho ímpetu, servirá para demostrar cuáles deben ser las prioridades de la Alcaldía capitalina que, sin embargo, han sido dejadas a un lado por caprichos, negligencia o incapacidad.
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La ciudad de Panamá es un caos en crecimiento que se ha agudizado en los últimos 30 años por la vorágine inmobiliaria y escasa planificación. De allí que los esfuerzos de la actual administración debieron estar dirigidos en dar continuidad a los proyectos iniciados en el quinquenio pasado con este fin, o bien impulsar su propia agenda para ordenar la capital.
Lastimosamente, en dos años y medio de gestión no hemos visto ni una ni otra cosa y ello podría ser una de las cosas que incline la balanza en el proceso revocatorio que ya comenzó.



