Cada octubre, Portobelo se convierte en el corazón palpitante de la fe panameña.
Mientras miles de peregrinos llegan a cumplir promesas al Cristo Negro, alrededor del templo se teje otra historia silenciosa pero igual de poderosa: la de los comerciantes que, entre velas, rosarios y estampas, también dan testimonio de milagros.
Francisca Rodríguez lleva 20 años vendiendo artículos religiosos frente a la iglesia, y asegura que su negocio ha sido una bendición.
“Yo vendo rosarios, cuadros, velas y visitas del Cristo Negro. Todo lo que tenga que ver con él se vende, pero más que las ventas, he visto la mano de Dios en mi vida.
Él me ha bendecido a mí y a mi familia.”Su fe no se mide en monedas, sino en gratitud. “Cada año vengo con mi mesita, y aunque a veces llueva o el sol queme, nunca me falta nada. Cristo siempre provee”, cuenta con los ojos brillosos.
Unos metros más allá, entre velas encendidas y olor a cera derretida, se encuentra Alexis Duarte, otro comerciante devoto que desde hace más de 40 años mantiene su puesto frente a la iglesia.
Él no solo vende velas: vende fe.“La gente viene y le pone su vela al Nazareno para pedirle favores.
Esa es su manera de hablar con él. Aquí todavía no estamos en los días grandes, y ya se ve cómo llega la gente”, explica mientras acomoda las cajas llenas de velas de todos los tamaños.
A pesar de las décadas dedicadas al comercio, Duarte asegura que su verdadero motor no son las ganancias.
“El negocio ha estado bien, gracias a Dios. Pero más que eso, lo importante es seguir viniendo. Aquí los esperamos con todo tipo de artículos religiosos. Que vengan todos a visitar al Cristo Negro de Portobelo”, invita con orgullo.
Entre los peregrinos también está Adis González, una mujer que ha convertido su promesa en ejemplo de fe.
“Soy sobreviviente de cáncer de mama y tengo más de 22 años de caminar”, cuenta. Antes hacía el recorrido desde Sabanita, pero tras su cirugía, ahora parte desde Buenaventura.
Con serenidad, dice que cada paso es un recordatorio de vida.
“Más que nada, pido salud. Pero lo que siempre digo a la gente es que crean. Que crean de verdad, porque Cristo no abandona.”
Tres historias diferentes, un mismo destino: Portobelo. Allí, entre rezos, caminatas y negocios bendecidos, se cruzan la esperanza, la fe y la gratitud.
FRASES DESTACADAS
“Soy sobreviviente de un cáncer de mama y tengo más de 22 años de caminar.” – Adis González.
“Yo vendo velas y rosarios desde hace 20 años, y Cristo nunca me ha dejado sola.” – Francisca Rodríguez.
“La gente viene a poner su vela para pedir favores. Así hablan con el Nazareno.” – Alexis Duarte
Dato
Origen de la imagen: Se cree que llegó por mar a Portobelo en el siglo XVII; su tono oscuro es símbolo de humildad y protección.Fiesta principal Cada 21 de octubre, día en que miles de peregrinos acuden vestidos de morado a pagar promesas.
El color morado representa penitencia y devoción; muchos lo usan como símbolo de agradecimiento por favores recibidos.
Las velas Se colocan al pie del Cristo como señal de petición o agradecimiento; cada color tiene un significado espiritual.
Comercio bendecido
Decenas de familias viven de la venta de artículos religiosos durante la festividad, una tradición que pasa de generación en generación.



