Hoy sábado 13 de diciembre no es un día cualquiera en los semáforos de Panamá.
Es el Día del Canillita, una fecha que pone en primer plano a esos hombres que, desde la madrugada, desafían el cansancio, el tráfico y el clima para llevar las noticias hasta la mano del lector. No tienen oficina ni aire acondicionado, pero sí una rutina marcada por el sacrificio y la constancia.
En el semáforo de Pueblo Nuevo, una de esas historias tiene nombre propio: Felipe Coye. Con 67 años y 22 dedicados a vender periódicos, don Felipe llega desde La Chorrera como un “soldado”, tal como él mismo se define. Se acuesta temprano y a las dos de la mañana ya está de pie, listo para cumplir con una jornada que, más que un trabajo, se convirtió en una forma de vida. Para él, todo se resume en una frase clara: todo trabajo honrado es un buen trabajo.
Felipe Coye, canillita
Cada cosa que uno haga, hágala con amor y bien hecha".
FOTOGRAFÍA DE VALERY ROJAS/MI DIARIO/ ACANILLITA SEÑOR FELIPE COYEFelipe no solo es conocido por vender periódicos, sino por su trato humano. Ayudar a cruzar la calle, conversar con los clientes y mantener siempre el buen humor lo convirtieron en un rostro familiar en el área. No distingue entre buena o mala venta; su carácter sigue intacto y su respeto por la gente es el mismo todos los días.
A pocos metros, Radamés Samudio comparte esa misma entrega. Tiene 51 años y suma 36 como canillita. Vive en Veracruz, Arraiján, y cada día se levanta a las cuatro de la mañana para salir antes de las cinco, tomar el metro y llegar a Pueblo Nuevo. Todo para cumplir con una sola meta: llevar el sustento a casa.
Radamés Samudio, canillita
Apóyennos para llevar el sustento diario a la casa”

Este sábado, todo lo que los canillitas vendan es para ellos. Es su día. Así que si el semáforo se pone en rojo y ves a uno, apóyalo. Detrás de cada periódico hay una historia de esfuerzo que merece ser reconocida.


