Aunque Panamá está entre los países con mayor lluvia del mundo, millones de familias siguen abriendo la pluma y encontrándose con grifos secos. Esa paradoja fue el plato fuerte del Foro de Agua 2025, donde técnicos, autoridades y especialistas coincidieron en una sola verdad: el problema no es la falta de agua, sino la forma en que se maneja.
El mensaje fue directo: Panamá debe dejar las soluciones improvisadas y apostar por políticas de Estado que integren tecnología, participación ciudadana e instituciones fuertes. “El agua no puede esperar”, se recalcó como advertencia y llamado a la acción inmediata.
El ingeniero Rutilio Alberto Villarreal Leguizamo, director ejecutivo del IDAAN, aseguró que la institución está moviendo fichas con pozos, interconexiones y la modernización de la planta de Chilibre, llevando agua potable a más de 60 mil personas que dependían de cisternas. Aun así, reconoció que el gran desafío es transformar al IDAAN en una entidad profesional y moderna.
La exministra de Ambiente Mirei Endara, presidenta de Marea Verde, recalcó que el país no sufre de escasez, sino de una gestión ineficiente. Para ella, retomar el Plan Nacional de Seguridad Hídrica 2050 es clave para coordinar a todas las instituciones.
La ingeniera agrónoma Karima Lince, directora nacional de Seguridad Hídrica del Ministerio de Ambiente, advirtió que sin cuencas saludables no hay futuro hídrico. La deforestación y la contaminación, dijo, están poniendo en jaque los ríos que abastecen a la población.
El ingeniero Abdiel Cano, exdirector del IDAAN, pidió la creación de una Autoridad Nacional de Recursos Hídricos con poder real de decisión. Por su parte, la ingeniera María Eugenia de la Peña, especialista líder del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), señaló que al IDAAN le urge autonomía técnica y financiera para brindar un servicio estable.
El biólogo marino Leyson Guillén, consultor en sostenibilidad, presentó el monitoreo en tiempo real de ríos cercanos a Cobre Panamá con participación comunitaria. La ingeniera Rocío Vega, CEO de Esri Panamá, subrayó que una de cada cuatro viviendas sigue sin agua continua en época seca y mostró cómo la inteligencia artificial y los satélites pueden anticipar crisis. El empresario Francisco De Arco, fundador de Panama Rainwater, defendió la captación de lluvia como salida barata y sostenible.

La ingeniera Ilya Espino de Marotta, subadministradora del Canal de Panamá, anunció el megaproyecto en la cuenca del río Indio: presa, túnel y un nuevo lago que asegurarán agua por 50 años e inyectarán $1,500 millones a la economía, además de generar empleo y desarrollo social.
Finalmente, el economista Eric Molino Ferrer, analista financiero, señaló que las alianzas público-privadas, bajo reglas claras, pueden transformar la gestión del agua y acelerar proyectos de desalinización, tratamiento y modernización de redes.
El consenso quedó claro: Panamá no necesita más excusas, sino decisiones firmes para que el agua, ese tesoro abundante, deje de ser un dolor de cabeza.


