En Las Garzas, un corregimiento que se caracteriza por su sencillez y el calor de su gente, nació hace apenas cinco meses un proyecto que ya forma parte de la vida de la comunidad: la Fonda La Mazorca.
Al frente está Josandry Apitz, administradora y emprendedora que nunca imaginó dedicarse al mundo de la gastronomía.
“No tenía experiencia, pero gracias a Dios nos ha ido bien”, comenta con humildad. El nombre del local surgió durante un viaje familiar a Colombia, donde conoció un restaurante llamado La Mazorca. Lo adoptó y lo trajo a Panamá como una marca única que hoy identifica a su fonda.
Una mesa que une a todos
La Mazorca no solo es un sitio para comer, también es un punto de encuentro donde cada cliente se siente en casa. El equipo lo completan Marlene Díaz, ayudante de cocina; Magaly Guevara, fundadora y cocinera principal con la sazón que marca la diferencia; y Katherine, encargada del Baño María.
Entre las cuatro han logrado crear un ambiente familiar. “Las horas que compartimos aquí son como otra mitad de nuestras casas”, dice Josandry, convencida de que el secreto del lugar está en el esfuerzo compartido.
El sabor de Las Garzas
El menú de la fonda es variado, pero hay platos que se han convertido en favoritos: pollo guisado, arroz con maíz y tajada, bistek encebollado, costilla de puerco ahumada, sopa de costilla de res y pechuguitas al ajillo. Todo se sirve en porciones completas y a precios que comienzan en B/.3.50, lo que la convierte en una opción accesible para vecinos y visitantes.
La lección del camino
Al inicio, La Mazorca intentó vender hamburguesas y comida rápida, pero los clientes fueron claros: lo que buscan es comida completa. Esa decisión marcó el rumbo del negocio, que hoy refleja la preferencia de la comunidad por los guisos y platos tradicionales.
“Todo se lleva al ritmo, poco a poco. La economía no está fácil, pero con fuerza y voluntad se puede”, aconseja Josandry a quienes desean emprender.
En Las Garzas, La Mazorca ya no es solo una fonda: es un símbolo de unión, perseverancia y sabor casero, donde cada plato cuenta una historia y cada visita se siente como volver a casa.
En Las Garzas, un corregimiento que se caracteriza por su sencillez y el calor de su gente, nació hace apenas cinco meses un proyecto que ya forma parte de la vida de la comunidad: la Fonda La Mazorca.
Al frente está Josandry Apitz, administradora y emprendedora que nunca imaginó dedicarse al mundo de la gastronomía. “No tenía experiencia, pero gracias a Dios nos ha ido bien”, comenta con humildad. El nombre del local surgió durante un viaje familiar a Colombia, donde conoció un restaurante llamado La Mazorca. Lo adoptó y lo trajo a Panamá como una marca única que hoy identifica a su fonda.
Una mesa que une a todos
La Mazorca no solo es un sitio para comer, también es un punto de encuentro donde cada cliente se siente en casa. El equipo lo completan Marlene Díaz, ayudante de cocina; Magaly Guevara, fundadora y cocinera principal con la sazón que marca la diferencia; y Katherine, encargada del Baño María.
Entre las cuatro han logrado crear un ambiente familiar. “Las horas que compartimos aquí son como otra mitad de nuestras casas”, dice Josandry, convencida de que el secreto del lugar está en el esfuerzo compartido.
El sabor de Las Garzas
El menú de la fonda es variado, pero hay platos que se han convertido en favoritos: pollo guisado, arroz con maíz y tajada, bistek encebollado, costilla de puerco ahumada, sopa de costilla de res y pechuguitas al ajillo. Todo se sirve en porciones completas y a precios que comienzan en B/.3.50, lo que la convierte en una opción accesible para vecinos y visitantes.
La lección del camino
Al inicio, La Mazorca intentó vender hamburguesas y comida rápida, pero los clientes fueron claros: lo que buscan es comida completa. Esa decisión marcó el rumbo del negocio, que hoy refleja la preferencia de la comunidad por los guisos y platos tradicionales.
“Todo se lleva al ritmo, poco a poco. La economía no está fácil, pero con fuerza y voluntad se puede”, aconseja Josandry a quienes desean emprender.
Una invitación abierta
Actualmente, La Mazorca participa en la dinámica de Fonda vs. Fonda de Mi Diario y sus integrantes invitan a todos a apoyarlas. “Nos pueden seguir en Instagram y TikTok como Fonda La Mazorca. Vamos con todo a ganar”, expresan con entusiasmo.
En Las Garzas, La Mazorca ya no es solo una fonda: es un símbolo de unión, perseverancia y sabor casero, donde cada plato cuenta una historia y cada visita se siente como volver a casa.
Una fonda con corazón solidario
Más allá de los guisos y las mesas llenas de clientes, Josandry asegura que lo que más satisfacción le da es poder tender la mano cuando alguien lo necesita. “Si llega una persona con hambre y no tiene cómo pagar, tratamos de ayudarle. La Mazorca no es solo un negocio, también es un espacio para compartir con los más necesitados”, comenta con emoción.
El mensaje a los emprendedores
Con la experiencia vivida en estos meses, Josandry deja un consejo a quienes sueñan con levantar su propio negocio: “Todo se lleva al ritmo, poco a poco. La economía no está fácil, pero con fuerza y voluntad se puede. El secreto está en no rendirse y en mantener siempre el deseo de salir adelante.”
