Marixa Lasso es historiadora e investigadora panameña. Su libro “Erased” ganó el Premio William M. LeoGrande, creado por The School of Public Affairs y The Center for Latin American Studies, de la American University de Estados Unidos. Este 3 de noviembre no podía dejarse pasar sin entrevistar a la también directora de investigaciones y publicaciones del Ministerio de Cultura. Aquí sus respuestas.
¿Qué significó ganarte un premio de la AHA en plena pandemia?
“Fue una gran alegría en medio de la tristeza que compartimos todos debido a la pandemia”.
¿Panamá en una palabra?
“Dos palabras: Riqueza cultural”.
¿Se puede enseñar y aprender historia en tiempos donde todo es reguetón?
“Claro que sí se puede. Mire el éxito del musical ‘Hamilton’ en los Estados Unidos. El problema no es el reguetón. Lo que preocupa es notar que las letras de nuestras canciones son cada vez más simplistas y eso se debe a la calidad de enseñanza del español en las escuelas. Hay que ver qué están leyendo los muchachos en las escuelas. La música no afecta la enseñanza, incluso puede ser una herramienta para enseñarla. Nuestros problemas con la enseñanza de la historia hay que buscarlos en otro lado, no en el reguetón”.
La independencia de España o la separación de Colombia, ¿qué fue más independiente?
“Te cambio la pregunta por esta: ¿Cuál de estos movimientos cambió más la vida de los panameños? En ese caso, sin duda, la respuesta es la independencia de España, porque en ese momento se cambió toda nuestra manera de entender la política y las relaciones sociales. Pasamos de ser gobernados por un rey a ser gobernados por ‘el pueblo soberano’ a través de sus representantes y de una Constitución. Pasamos de ser una sociedad con nobles y plebeyos, que tenía un sinnúmero de leyes y privilegios distintos para cada grupo social a una que aspiraba a un mundo en el que todos los hombres fueran iguales ante la ley. Ese fue un cambio enorme porque significó el inicio del fin de la esclavitud. O que los hijos ilegítimos tuvieran los mismos derechos políticos que los ilegítimos, y así se fueron eliminando un sinnúmero de categorías que dividían a la sociedad en diferentes estamentos”.
¿Se debe enseñar la Historia a punta de fechas?
“No, esa es la peor manera de enseñar Historia. Lo que hay que enseñar son historias que nos explican nuestro presente. Las fechas nos ayudan a orientarnos en el tiempo y a distinguir entre los cambios que se dieron en una época y los que se dieron en otra. Es importante entender, no memorizar”.
¿Valió la pena despoblar las comunidades cercanas al Canal por la industria que se tiene ahí?
“Lo que descubro en mi libro es que no se despobló para construir el Canal, se despobló para crear una Zona del Canal, que no es lo mismo. La lección es que como sociedades tenemos que tener mucho cuidado de no causar dolor innecesario cuando tenemos grandes proyectos”.
¿Nuestro personaje siniestro de nuestra historia?
“El racismo”.
Una vez dije que eras la Diana Uribe panameña, ¿se vale comparar en Historia?
“Sí, sí se vale”.
La nueva ley de cultura, ¿qué le gusta y qué pudo quedar pendiente?
“Queda pendiente la plata para implementarla. Necesitamos invertir más en los museos, en la investigación, la protección del patrimonio material e inmaterial, el desarrollo de las artes en toda su riqueza, etc., etc. Queda pendiente entender que la cultura no es un lujo, que la investigación no es un lujo”.
¿A qué político te gustaría enseñarle Historia?
“A todos”.
¿Por qué se habla más de Justo Arosemena que de José Domingo Espinar en nuestra Historia, por racismo?
“Creo que se habla bastante de José Domingo Espinar, pero tal vez no se le valora lo suficiente como intelectual, como uno de los hombres del siglo XIX que ayudaron a pensar y a defender la democracia panameña. Ahora bien, hay personajes históricos que capturan nuestra imaginación más que otros. La pregunta es: ¿por qué?, pero ese es tema para otra entrevista”.
¿Su personaje favorito de la historia panameña?
“Mi abuela Gilma Guevara, quien fue una educadora que creía en el poder de la educación, que creía en los derechos de las mujeres a ser profesionales, y que creía en el poder de los gremios en influir para bien en la política. Se nos olvida que muchas mujeres como ella construyeron este país”.



