El sombrero pintao se llama así porque lleva una combinación de pintas blancas y negras.
Consta de tres partes: la plantilla, la copa y el ala.
Para su confección se utilizan fibras naturales de junco, bellota o pita. Las partes blancas se tejen con la fibra de bellota, mientras que las fibras internas se separan con una herramienta llamada compás, que se hace con hueso de venado. Las fibras se cocinan y se dejan secar durante tres días.
Los pintas y los talcos, que son los diseños del sombrero, se hacen con una fibra de palma que es conocida como chonta. La chonta se tiñe cociéndose con la hoja de chisná. Luego de ser teñida, la chonta se mete en lodo por tres días para que el tono chocolate se oxide y se transforme en un negro brillante.
Cuando las materias primas están listas, las largas y finas hebras de fibra se juntan para comenzar a tejer una tira que se conoce como crizneja o riata. Estas criznejas o riatas se van tejiendo alrededor de un molde y horma. Las tiras se cosen con pita (que es un hilo que se hace raspando el exterior de la hoja de pita con una cuchara).
Luego de extraer las fibras interiores, estas se remojan por varios días, luego se lavan y se limpian. Se secan al muslo del artesano, utilizando una piedra para facilitar la elaboración del hilo.
Se confeccionan sombreros de trabajo, de uso diario o de lujo. La calidad de estos sombreros depende de la cantidad de vueltas que el mismo tenga; hay sombreros sencillos de 15 vueltas o menos y mismísimos de 10 hasta 24 vueltas, los cuales son mucho más costosos.
La última vuelta de un sombrero pintao se conoce como amarre y lleva un nudo especial para que el tejido no se suelte.
El sombrero pintao fue inscrito en la Lista del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad de la Unesco el 7 de noviembre de 2017. Esta inscripción representa un importante reconocimiento para Panamá, siendo el primer elemento del país en recibir tal distinción.



