Libre, gracias a Dios!: Ese fue el grito ahogado en lágrimas que más se escuchó entre los muros del Centro Femenino de Rehabilitación Cecilia Orillac de Chiari (Cefere) y otros penales del país. Este 22 y 23 de julio, los candados se abrieron no solo físicamente, sino emocionalmente para 166 personas privadas de libertad —98 hombres y 68 mujeres— que recibieron una segunda oportunidad gracias al Decreto Ejecutivo N.° 24, firmado por el presidente José Raúl Mulino.
El ambiente en Cefere se volvió eléctrico cuando las beneficiadas, muchas de ellas con años de encierro a cuestas, salieron al encuentro de una realidad que ahora deben reescribir.
Hubo lágrimas, abrazos, promesas de no fallar y hasta gritos de alegría, como el de Pura Metivier, “Yelow Woman”, quien sin pelos en la lengua agradeció a las autoridades por haberlas tomado en cuenta: “¡Hay Yelow Woman pa’ rato!”.
La ministra de Gobierno, Dinoska Montalvo, fue clara al entregar las boletas de libertad: “Aquí adentro una se forja a presión y a fuego, pero esa es la chispa que muchas veces ayuda a sacar la mejor versión de cada una. Afuera no será fácil, pero ustedes ya saben lo que es luchar”.
Entre abrazos y celebraciones, también hubo momentos que desgarraron el alma. Cecilia Pinder, de 42 años, salió del Cefere tras once años presa, pero no con alegría plena.
“No tengo casa, ni trabajo… me tiraron como un gato”, dijo entre lágrimas a Telemetro. Su libertad vino con soledad y miedo: sin familia que la espere ni un plan claro, teme caer de nuevo. Su historia refleja una dura verdad: salir libre no siempre es sinónimo de tener a dónde ir. LEA LA NOTA COMPLETA AQUÍ
Por su parte, el director del Sistema Penitenciario, Jorge Torregroza, lanzó un mensaje directo: “Esta puerta no es de regreso, es de salida. Tómenlo como lo que es: un sitio de paso que se convierte en trampolín si lo saben usar”.
La emoción no solo fue en los penales. En El Renacer, se vivió otro episodio igual de conmovedor: 23 privados de libertad salieron con sus papeles en mano, firmaron su resolución de libertad y tocaron la campana que simboliza el final del encierro. Uno de ellos, José Ureta, apenas pudo hablar por la emoción: “Solo sé que estoy libre… gracias, Dios”.
El Gobierno también aprovechó para anunciar que, desde este lunes, la nueva Oficina de Post Cumplimiento estará en funciones. ¿Su misión? Acompañar a los liberados en su reinserción social y laboral, mano a mano con el INADEH y empresas privadas que se suman al plan.
La medida se sustenta en el artículo 184 de la Constitución, y se oficializó con la publicación del decreto en la Gaceta Oficial N.° 30327-B.
Porque cuando una celda se cierra, se abre la posibilidad de escribir otra historia. Hoy, 166 panameños tienen un nuevo comienzo… y la responsabilidad de no dejarlo ir.









