La mañana del viernes se tiñó de lágrimas y rabia en la Gran Estación del Metro de Panamá, en San Miguelito. En un operativo con presencia policial, decenas de buhoneros fueron desalojados entre empujones, desmayos, gritos y mercancía decomisada.
Los comerciantes ambulantes, que por años sobrevivieron con la venta de frutas, golosinas y pequeños artículos en las inmediaciones de la estación, denunciaron que la medida los deja a ellos y a sus familias en el aire, sin opciones claras de reubicación ni tiempo para organizarse.
Voces que duelen
En medio de la confusión, Kelly, madre de familia, levantó su voz con impotencia y dolor:
“Señor presidente. Mire, yo pienso que usted debe ponerse la mano bien duro en el corazón por el pueblo, que fuimos los que lo pusimos a usted donde usted está hoy. ¿Cómo es justo que a nosotros nos saquen de los puestos donde sacamos el pan de cada día para nuestros hijos? Usted sabe cuántas familias hemos sido desalojadas. No sabemos que vamos hacer esta tarde para comer y ustedes usan la violencia contra nosotros. Viene diciembre, señor presidente, ¿Qué vamos a hacer en Navidad? ¿Cómo vamos a poner comida en la mesa? Tengo un niño chiquito de meses”.
Kelly recordó que algunos compañeros fueron detenidos en el proceso y advirtió que la desesperación puede empujar a muchos jóvenes, que habían dejado la delincuencia para ganarse la vida en las ventas, a caer de nuevo en el camino equivocado.
Otro afectado, José Martín, también expresó su frustración:
“Nos sentimos molestos e impotentes porque nos están desalojando y no nos reubican. A otros buhoneros les avisaron con papeles, a nosotros nunca. Nos agarraron desprevenidos, se llevaron toda la mercancía y nos tiraron como si fuéramos perros a la calle. Tengo hijos, ¿qué hago ahora?”.
Martín hizo un contraste que caló hondo en la gente presente:
“El jueves todo Panamá estaba feliz por los Premios Juventud, por el brillo, la música, las luces. Hoy, en cambio, nos botan para no ensuciar las redes con esta noticia. Mientras unos celebraban glamour, a nosotros nos quitaron el pan de la boca”.
“Es lamentable ya que es el pan de ellos, pero a la vez falta orden y aseo entre nosotros. Estamos un poco tensos ya que no sabemos que va a pasar, pero tengo todo legal, por otro lado la economía está por el piso” dijo Isaac, un comerciante que se encuentra ubicado en la parada de metrobuses.
Reclamo político
Las críticas también alcanzaron al alcalde capitalino, Mayer Mizrachi, o a la alcaldesa de San Miguelito, Irma Hernández a quienes varios culpan de ignorar la situación de la gente humilde. Luis Alberto González, jubilado, no se guardó nada:
“Si no hay trabajo, ¿qué va a hacer esa gente? ¡Robar! El alcalde está quitándole el pan a los ciudadanos. Por eso digo que deben sacarlo del puesto. Uno ve a los chinos vendiendo números clandestinos, drogas en las esquinas, y nadie dice nada. Pero al humilde sí lo atacan. Deberían llevarse a los indigentes, no a la gente trabajadora".
Otros, como Javier, reclamaron la ausencia de las autoridades locales:
“¿Dónde está la alcaldesa? ¿Dónde está el representante? Cuando pedían votos sí se aparecían. Hoy, que nos botan, nadie da la cara. Tras que se nos llevan la mercancía, nos quitan hasta las mesas y toldas. ¿Cómo vamos a seguir trabajando?”.
La versión oficial
Desde la otra orilla, Carina Vergara, directora administrativa del Metro de Panamá, defendió el operativo alegando que forma parte de las medidas para mantener seguras las instalaciones.
“El día de hoy realizamos un operativo de desalojo como parte de nuestras tareas de control de predios para que las zonas bajo custodia del metro se mantengan libres y seguras. Había alrededor de 30 puestos de ventas informales, principalmente frutas y artículos de bajo valor, que ya fueron removidos. Ahora los usuarios podrán trasladarse con mayor movilidad y seguridad”.
La representante del Metro agregó que este tipo de intervenciones no buscan afectar a las familias, sino garantizar el orden y la seguridad de miles de usuarios que diariamente transitan por la estación más concurrida del sistema. Aseguró que, en varias ocasiones, los buhoneros habían sido advertidos sobre la prohibición de ocupar las áreas de acceso y que la normativa interna establece sanciones claras contra las ventas ambulantes. “No se trata de insensibilidad —dijo Vergara—, sino de cumplir con la ley. El Metro es un espacio público que pertenece a todos y debe mantenerse libre de obstáculos para responder en caso de emergencias, evitar accidentes y dar una mejor experiencia de movilidad”.
Vergara recalcó que estos operativos continuarán en otras estaciones donde aún hay actividades informales y aseguró que las áreas despejadas son vitales para evacuar en caso de emergencias.
Mientras la estación de San Miguelito luce hoy despejada, en los hogares de los buhoneros desalojados reina la incertidumbre. La Navidad se acerca y, en lugar de alegría, sienten que les arrancaron la esperanza. “Nos quitaron el pan de la boca”, repiten una y otra vez.
