En 2024, la historia del Canal de Panamá marcó un hito no deseado: la reducción obligada de tránsitos diarios por la feroz sequía provocada por El Niño. Filas interminables de barcos aguardando su turno encendieron las alarmas logísticas en el mundo. Y donde hay crisis, siempre hay oportunidad.
Con el comercio global tambaleando y bajo la mirada inquisitiva de Estados Unidos, comenzaron a desempolvarse viejas ideas para evitar depender del emblemático paso panameño.
Trump y su jugada en Alaska
Uno de los planes que toma fuerza viene directo desde el norte. El presidente Donald Trump, decidido a que su país lidere las rutas energéticas, impulsa un megasoducto de 1,300 kilómetros en Alaska, proyecto que busca transportar gas directo a Asia sin cruzar el Canal.
El proyecto, que rondaría los 44 mil millones de dólares, busca sumar a gigantes como Japón y Corea del Sur para que metan mano en la inversión. Si el ambicioso plan se concreta, llevaría gas al mercado asiático en menos de ocho días.
China no se queda atrás: apuesta en Sudamérica
Mientras en el norte se trazan tuberías, en el sur del continente las vías férreas y carreteras buscan tomar protagonismo.
China impulsa con fuerza el Corredor Bioceánico, que conectará el puerto de Chancay (Perú) con Santos (Brasil), permitiendo un flujo directo entre el Atlántico y el Pacífico sin pasar por Panamá. La inversión supera los 3,500 millones de dólares.
Y no es todo. Hay otro proyecto: el Corredor Bioceánico Vial, una red de carreteras que uniría Coquimbo (Chile) con Porto Alegre (Brasil) atravesando Paraguay y Argentina. Calculado en unos 10 mil millones de dólares, este plan quiere captar hasta el 40% de la carga que hoy se mueve por el Canal.
El Canal no se queda de brazos cruzados
Ante el panorama, la Autoridad del Canal de Panamá (ACP) ya mueve sus fichas. En abril aprobó iniciar la licitación para construir un gasoducto propio que le permita seguir compitiendo en el transporte de gas natural licuado (GNL). Además, avanza en su plan para crear un nuevo embalse en la cuenca del río Indio, con la meta de aumentar la capacidad hídrica y garantizar su operación sin contratiempos.
Eso sí, este último plan enfrenta resistencia: más de 1,700 personas han sido censadas en comunidades que podrían verse afectadas por el nuevo embalse, y ya hay voces que rechazan la iniciativa.
Competencia sí, pero no reemplazo inmediato
Jorge Quijano, exadministrador del Canal, lo resume claro: estas rutas alternas pueden ser tentadoras, pero aún no representan un golpe letal para la vía panameña. La eficiencia, seguridad y capacidad marítima siguen siendo los ases bajo la manga del Canal.
