Con su color intenso y un sabor que refresca el paladar, el saril sigue siendo la estrella de las fiestas de fin de año en Panamá. Esta bebida, originaria de África y traída al istmo por inmigrantes jamaiquinos durante la construcción del Canal, se ha convertido en una tradición que no puede faltar en las mesas navideñas y de Año Nuevo.
Prepararla toma su tiempo, pero los amantes del saril juran que el esfuerzo vale la pena. La receta clásica lleva jengibre, canela, clavos de olor y, en muchas ocasiones, rodajas de piña y limón para darle un toque más fresco. Tras hervir los ingredientes, se exprime el saril para extraer todo su sabor, se endulza al gusto y luego se refrigera. El resultado: una bebida de vibrante color rojo, refrescante, con ese gustito ácido que encanta a todos.
Este año, el precio del saril se mantiene accesible, lo que ha aumentado su demanda. Algunos vendedores reportan ventas de más de 50 libras diarias, ofreciendo el producto junto con su jengibre. Además de ser delicioso, el saril aporta beneficios a la salud: ayuda a reducir triglicéridos y colesterol, regula la presión arterial y favorece la producción de insulina, un plus para quienes tienen diabetes.
La combinación de sabor, tradición y salud hace del saril una apuesta segura para la temporada. ¡La espera al prepararlo vale cada sorbo!