En la isla Mamitupu, en la Comarca Guna Yala, estalló un conflicto que terminó con la intervención del Servicio Nacional de Fronteras (Senafront) y el rescate de una familia de 12 miembros, incluidos dos recién nacidos.
La chispa se encendió cuando una madre denunció por abuso sexual a un hombre de más de 20 años que mantenía una relación con su hija desde que ella tenía 16 años. De esa unión nacieron dos niños y, aunque la joven —hoy con 18 años— asegura que ama a su pareja, la matriarca se opone porque el hombre supuestamente consume drogas.
Justicia indígena vs justicia ordinaria
El caso escaló cuando el Sahila de la comunidad ordenó retener a toda la familia, decomisarle bienes y prohibirle salir de la isla, una medida que muchos catalogaron como “privación de libertad”. Según la normativa interna, cuando un hombre embaraza a una adolescente debe casarse con ella. Al inicio la madre estuvo de acuerdo, pero luego se retractó, desatando el conflicto con las autoridades locales.
La tensión subió de tono el fin de semana: cuando unidades de Senafront intentaron evacuar a la familia, los comuneros se opusieron e incluso quemaron una choza cerca del muelle como medida de presión.
El rescate y lo que dijo el MP
Pese a la resistencia, Senafront logró sacar a la familia y ponerla bajo resguardo seguro. El Ministerio Público confirmó en un comunicado que el señalado ya está detenido en la provincia de Colón, investigado por el presunto delito de abuso sexual en perjuicio de una menor de edad.
La Procuraduría subrayó que el caso está en plena fase de investigación, con diligencias para esclarecer los hechos y deslindar responsabilidades. Además, garantizó que se están respetando los derechos fundamentales de las personas involucradas y que se mantendrá coordinación con las autoridades tradicionales y de seguridad para evitar nuevos choques.
La tensión sigue
Aunque la familia ya está a salvo, la comunidad sigue dividida: unos defienden la autonomía indígena y otros exigen respeto a las leyes nacionales. El caso ha dejado al descubierto la dura línea que separa las costumbres tradicionales de la justicia ordinaria, en un episodio donde lo que está en juego son derechos, vidas y la tranquilidad de toda una isla.



