En Veraguas nació Karla Quiñones, tiene 28 años el ruido de las hélices y las risas de sus dos pequeños, Karlos y Dafne son su día a día.


Con 6 años y medio de servicio, es piloto comandante en aeronaves como la Cessna Caravan 208, al igual que desarrollando entrenamientos como instructora. Todo eso sin soltar su otro título: mamá a tiempo completo.
Su trabajo en la aeronaval se basa en evacuaciones médicas, misiones de ayuda humanitaria, traslado de comida e insumos, además de transporte de pasajeros.


Hace poco participó en el traslado de un bebé de apenas 12 días, en medio de mal tiempo y con restricciones de altitud por la presión. Encontrar la ruta menos riesgosa fue, para ella, otra forma de abrazar a una madre angustiada.
En casa, el día arranca antes del amanecer. Sus hijos, de tres años y año y ocho meses, comen de todo —desde huevo revuelto con tostadas hasta ceviche con picante— y el mayor se emociona cada vez que ve un avión.

Su mensaje es claro: los hijos no son un freno, el límite se lo pone uno. A las madres panameñas les desea un Día de la Madre especial; a sus colegas uniformadas, que sigan dejándolo todo en casa y en la institución. Y si Dafne y Karlos llegan con una simple carta hecha a mano, para ella será el mejor regalo.


