Muchas veces sin dormir, cumpliendo con turnos extras, sin ver a su familia por semanas, así ha sido la vida del doctor Francisco Caballero, médico general en el Hospital Ezequiel Abadía de Soná, en la provincia de Veraguas.
“Se le veía recostado en algún mostrador, cansado y agobiado”, dice Aneth Belloso, una de sus pacientes.
Belloso, de 43 años, es una residente de Soná que fue diagnosticada primero con hantavirus y fue llevada al hospital.
Lo que nunca se imaginaron el doctor Caballero y un grupo de médicos es que Belloso también iba a dar positivo con covid-19.
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CON FE EN DIOS
“El doctor se encomendó a Dios y con fe me animó: Todo estará bien, no estamos solos”, me dijo.
La paciente sufrió dos paros cardíacos y fue llevada al hospital Luis “Chicho” Fábrega, donde se mantuvo por más de dos meses entubada.

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Con lágrimas, Belloso recuerda que los médicos oraban, muchos lloraban, pero al mismo tiempo trataban de darles ánimo a los pacientes, haciendo el papel de consejeros, padres, hermanos, por tanto está agradecida con ellos. “Pienso que volví a la vida, esto es volver a nacer. Después de recuperarme de esta enfermedad mortal es estar de nuevo en la vida”, dice Belloso.
“El trabajo incansable y el sacrificio de los médicos muestran lo mejor de la humanidad”, acotó.