La costa de Playa La Marinera, en Guánico Abajo, distrito de Tonosí, se convirtió en escenario de un espectáculo natural pocas veces visto: más de 3,297 tortugas lora llegaron de manera sincronizada para desovar, llenando de vida este santuario protegido.
Este lugar fue declarado Zona de Reserva en 2010 y, desde entonces, es considerado un punto estratégico para la conservación de especies marinas en Panamá. La tortuga lora o golfina, clasificada como Vulnerable en la Lista Roja de la UICN y protegida por la Convención CITES, deposita en cada nido entre 100 y 120 huevos. Tras un período de incubación cercano a los 45 días, los neonatos emprenden una carrera contrarreloj hacia el océano, enfrentando depredadores y amenazas humanas.
Estas llegadas masivas, como la registrada en Tonosí, son una estrategia natural que aumenta las probabilidades de supervivencia de las crías.
Este fenómeno, que solo ocurre en 13 playas de todo el mundo, tiene en Panamá dos escenarios privilegiados: Isla Cañas y Playa La Marinera, con temporada alta de desoves colectivos entre julio y diciembre.
El ministro de Ambiente, Juan Carlos Navarro, destacó la relevancia del suceso al señalar que Panamá es un “santuario natural privilegiado” y que proteger estas especies es una responsabilidad compartida frente a amenazas globales como el cambio climático, la contaminación y el saqueo de nidos.
En estas fechas, Mi Ambiente refuerza la presencia de guardaparques y vigilancia permanente, con el fin de frenar la depredación de huevos, evitar el saqueo ilegal y mitigar la contaminación lumínica que desorienta a las tortugas recién nacidas.
Panamá es un territorio clave para la conservación de tortugas tanto en el Pacífico como en el Caribe.
La llegada masiva en Playa La Marinera es, además de un espectáculo natural, un recordatorio de la riqueza ambiental panameña y del deber colectivo de protegerla.



