Un mal de nunca acabar es lo que viven los docentes de áreas de difícil acceso en la comarca Ngäbe Buglé, quienes este año lectivo nuevamente han tenido que confrontar desafíos para desarrollar su labor educativa.
Sortear obstáculos como los malos caminos, atravesar ríos o quebradas y viajar a pie por largas distancias, que incluyen desde horas hasta incluso días para llegar a los planteles parece
ser parte de la rutina de quienes deben formar al estudiantado.
Experiencia
Deivis Navarro, educador en la zona, expresó que 'en nada ha cambiado la situación que se debatió en el 2017, no se ha conformado la Secretaría Técnica que se prometió ni mucho menos se
está efectuando coordinaciones para la entrada y salida de los docentes de zona 6, 7 y 8, destacando que cada vez que tratan de salir hay problemas por los peligros que se presentan'.
Agregó que son muchas las peripecias que atraviesan y señaló como ejemplo a su compañera Enelda Salinas, de Kankintú.
Ella viajaba hacia la escuela del lugar, sufrió un accidente que ahora la mantiene en terapia. Como lo que le sucedió, muchos vemos en riesgo nuestras vidas, porque si algún accidente ocurriera es prácticamente imposible evacuar el sitio', sostuvo Navarro.
Aníbal Sánchez, subsecretario general de Aechi, confirmó que hay un descontento por la situación.
Siguen faltando docentes, mobiliarios, las escuelas se caen a pedazos, no hay arreglos en las vías, en algunos puntos sí se están construyendo escuelas, pero el acceso es complicado'.
El dirigente hizo un llamado a la titular de educación Marcela Paredes de Vásquez, quien el fin de semana estuvo en Hato Chamí. 'Así como hay carros para subir a los funcionarios, debe haber permanentemente carros en San Félix para apoyar cuando un maestro o estudiante sufre un accidente o es mordido por serpientes', puntualizó.
Se intentó contactar al director comarcal del Meduca, pero no fue posible localizarlo.
Redacción Mi Diario