El papa Francisco apenas había subido a la tarima inmensa de Metro Park cuando observamos que unos chicos azarados ocupaban uno de los pocos espacios que quedaban en el Campo Juan Pablo II.
Estos seis chicos, todos ataviados con suéteres rojos sacaban sus colchones inflables, los accesorios de sus camping para armarlos y unos a otros se ayudaban.
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Al conversar con uno de ellos nos contó que hicieron una travesía de tres kilómetros para llegar al Metro Park caminando, pues llegaron hasta un punto en Metrobús, pero fue en este transporte en el que experimentaron la entrega y cordialidad de los panameños, pues narran que una señora que se veía fuera del júbilo que causa la JMJ y con cara de preocupación, fue quien se avispó para sonar el timbre del transporte en la parada de los chicos y les advirtió que se les iba a pasar.
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Este gesto para este grupo de guatemaltecos fue una bendición y les ha demostrado la buena actitud de los nacionales en esta Jornada.
Aunado al hecho de que por cada barrio en el que caminaron para llegar hasta este campo les saludaron y animaron para llegar.
Para estos chicos la experiencia en Panamá fue estupenda y agradecen la recepción que los istmeños les han dado, a pesar del clima y el cansancio para ellos esta jornada ha sido toda una experiencia.
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Teiga Castrellón / MI DIARIO WEB
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