Eiber Loriel Hurtado Santiestevan, de 16 años de edad, nunca había ido al río Curundú, no era inquieto y era un adolescente obediente, comentó su padre Otoniel Córdoba, aún afligido.
Córdoba mandó a su hijo Eibar a que se sirviera su almuerzo la tarde del lunes en su residencia ubicada en 'El Galerón' en Curundú. Eibar se sentó al frente, en un tanque de 5 galones de color blanco y de tapa negra donde degustó su último almuerzo, un arroz con gallina guisada.
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Contó que Eibar ni reposó y salió sin decir a donde iría, minutos después llegó gran cantidad de adolescentes para informarle de la triste noticia. La corriente del río se lo había llevado.
Uno de los menores que estaban en el lugar le dijeron a los familiares que Eibar dijo:
Ayúdame, ayúdame que me ahogo', 'sálvame Chinito, que me ahogo'.
Inmediatamente salieron en su búsqueda.
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Otoniel junto a su esposa Luzmila Santiestevan, madre de Eibar, no durmieron toda la noche con la esperanza de que su hijo lo ubicaran con vida. A las 5:30 a.m. de la madrugada de ayer, su padre, junto a otro hijo y dos vecinos iniciaron la búsqueda desde el lugar donde cayó hasta el Muelle N°18 en Balboa y fue allí donde las esperanzas se acabaron. Lo hallaron sin vida.
Datos
- Eibar estudiaba en el Bolívar, cursaba el 9° grado y no fue el lunes por el fuerte aguacero.
- Era el quinto de 11 hermanos
- Le gustaba jugar fútbol, bailar y participar en coreografías.
Por: Jairo Cornejo | Mi Diario