El Ministerio Público ha iniciado una investigación que busca esclarecer las circunstancias detrás de la trágica muerte de un infante en la provincia de Bocas del Toro. La comunidad de Theobroma, en el corregimiento de Finca Las 30, está sumida en el dolor y la conmoción tras la tragedia que ocurrió la mañana del martes 24 de septiembre del 2024. Un niño de apenas un año y ocho meses perdió la vida al salir gateando de su hogar y caer en un canal de agua profunda.
Eran las 10:00 de la mañana cuando el caos comenzó. Dentro de la vivienda, la familia se preparaba para el día. Un breve descuido fue suficiente para que el pequeño, en su inocente curiosidad, lograra salir por la puerta trasera de la casa. Nadie lo vio partir. Nadie imaginaba que esos segundos cambiarían sus vidas para siempre.
Al notar su ausencia, la angustia se apoderó de todos. Los gritos de desesperación rompieron la tranquilidad de la comunidad. La búsqueda inició de inmediato, y pronto el horror se hizo realidad. Reynaldo Guerra, tío del menor, fue quien, junto con otros familiares, encontró el cuerpecito del niño sumergido en el canal, cuya profundidad superaba el metro.
Intentaron todo lo posible. Le realizaron maniobras de primeros auxilios, pero el pequeño ya no tenía signos vitales. Su corta vida se apagó entre las aguas de ese canal, mientras la comunidad se llenaba de lágrimas y lamentos.
Este hecho, desgarrador por sí mismo, no es aislado en la provincia. Bocas del Toro ya registra 14 víctimas fatales por inmersión en lo que va del año. Esta última pérdida ha sacudido con fuerza a Theobroma, donde los habitantes no encuentran consuelo ante una tragedia que bien pudo evitarse.
El dolor de una familia y una comunidad rota
Familiares y vecinos describen al pequeño como un niño alegre, cuya risa llenaba el aire de la casa. Hoy, ese hogar está lleno de silencio y de luto. Mientras tanto, el Ministerio Público ha iniciado las diligencias para determinar si hubo algún tipo de negligencia en el cuidado del menor, un procedimiento rutinario, pero que añade aún más dolor a una familia que ya sufre lo indecible.
La muerte de este infante pone en evidencia la importancia de la vigilancia continua, especialmente en zonas rurales donde los peligros, como canales de agua o ríos, pueden estar a solo unos pasos. Cada minuto cuenta, y cada segundo de distracción puede ser fatal. En esta ocasión, la vida de un inocente fue el precio a pagar.