El inocente deseo de saborear el dulce néctar de los mangos se convirtió en una pesadilla electrificada para al menos cuatro pequeños en el tranquilo sector de Las Nubes, en Loma Cová, distrito de Arraiján.
En un giro cruel del destino, la promesa de frutas maduras se convirtió en una trampa mortal cuando los niños decidieron escalar un árbol de mango sin sospechar el peligro que yacía oculto entre sus ramas.
El eco de la tragedia resonó a través de las tranquilas calles cuando el Cuerpo de Bomberos recibió la llamada desgarradora de auxilio. El informe era espeluznante: cuatro almas inocentes, embriagadas por la tentación de lo prohibido, habían caído presas de la electricidad traicionera.
Según los relatos de los rescatistas, el incidente ocurrió en un instante fatídico cuando los niños, ajeno al peligro latente, treparon al árbol en busca de un festín frutal. Sin embargo, su alegría se desvaneció en un destello cuando el verde manto de la naturaleza se convirtió en conductor de la tragedia, sus ramas entrelazadas con los cables de un tendido eléctrico.
El heroico actuar de los bomberos no se hizo esperar. Con valentía, se lanzaron al rescate de los pequeños, arrancándolos del abrazo mortal del árbol y conduciéndolos hacia la esperanza en forma de ambulancias esperando en la distancia.
Los niños, envueltos en el velo de la incertidumbre, fueron llevados de urgencia primero a la Policlínica de Arraiján y luego al Hospital del Niño.
Aunque se informa que su estado es estable, la sombra de lo desconocido acecha sobre ellos. Los médicos llevarán a cabo exámenes exhaustivos para evaluar las posibles secuelas de las descargas eléctricas, recordando a todos que el precio de la imprudencia puede ser alto, incluso para los más jóvenes e inocentes entre nosotros.