José Atencio, alias “Chungo”, volvió a ser noticia en Chiriquí… y no precisamente por confesar otro crimen. El hombre, que carga con 87 años de cárcel por la desaparición de tres mujeres, había colaborado con las autoridades para revelar el paradero de una de sus presuntas víctimas. Pero ahora, ya no quiere soltar más información.
Todo se destapó el pasado 4 de julio, cuando Atencio decidió confesar, por miedo a que lo mataran en la cárcel. A cambio, pidió ser trasladado a otro pabellón del penal. Fue así como condujo a fiscales y unidades de la DIJ hasta una finca en el corregimiento de Guacá, distrito de David, donde se hicieron diligencias forenses junto a criminalistas y peritos.
En el lugar, ubicado cerca de una quebrada y de difícil acceso, se encontraron restos humanos en una primera inspección. Al día siguiente, el antropólogo forense del IMELCF recuperó más fragmentos óseos que no habían sido detectados antes. Todo gracias a que Atencio señaló el punto exacto.
Se sospecha que los restos podrían pertenecer a Anabel Valdivia, una joven bocatoreña desaparecida desde el 8 de agosto de 2021, tras salir de su casa rumbo a una supuesta cita laboral. Las autoridades esperan el resultado de las pruebas de ADN para confirmar la identidad.
Pero lo que parecía ser un paso importante en la investigación dio un giro inesperado. Aunque Atencio fue trasladado al pabellón 12, celda 8 del penal de Llanos de Icaco, en David, no quedó conforme. Allí comparte celda con otros cuatro detenidos conocidos como la secta de los “Mama Tadta”.
Al parecer, el cambio no fue el que esperaba. “Chungo” quería que lo reubicaran en el pabellón 2, y ahora se niega a brindar más detalles sobre otras posibles víctimas o desapariciones hasta que lo cumplan.
Mientras tanto, el hallazgo en Guacá mantiene viva una nueva línea de investigación que podría arrojar luz sobre otros casos pendientes en la provincia. José Atencio sigue siendo investigado por su presunta participación en más desapariciones de mujeres, lo que le ha valido el temido apodo de “El terror de las chiricanas”.