¡Una locura total! Supuestamente hace un mes, una joven panameña sufrió el robo de su laptop por lo que puso su denuncia ante las autoridades correspondientes.
Gracias al GPS del equipo, logró rastrear la ubicación exacta del aparato: una casa de empeño en el área de La Doña, en Panamá Este.
Con esperanza, dolor y coraje, fue al lugar con la intención de pagar por su propia laptop y sacarla del limbo. Pero lo que encontró fue indignante: ¡no se la quisieron entregar porque no fue ella quien la empeñó!
La muchacha, entre lágrimas, explicó que no pedía favores: quería pagar lo que fuera necesario, solo quería recuperar lo que le pertenecía. Pero los encargados del local le cerraron la puerta.
¿Lo más grave? Según denunció en redes, el guardia de seguridad la trató como si fuera una delincuente, intentó sacarla con empujones, gritos e incluso amenazó con rociarle gas pimienta. Todo por querer recuperar algo que era suyo.
La indignación no tardó en explotar en redes sociales:
¿Cómo una casa de empeño acepta artículos robados sin verificar la propiedad? ¿Pueden legalmente negarse a entregar el objeto aunque se pague por él?
El caso ya circula como pólvora entre usuarios que piden justicia, intervención de las autoridades y una revisión urgente a los procedimientos de este tipo de negocios que, según algunos internautas, terminan siendo cómplices del crimen.