La mañana de este domingo se tiñó de misterio en las entrañas de Curundú. Muy cerca del antiguo mercado de abastos, debajo de uno de los puentes que cruza el área, agentes de la Policía Nacional custodiaban una escena que despertó la curiosidad de vecinos y transeúntes: el hallazgo del cuerpo sin vida de un hombre.
El cadáver, según las primeras versiones de las autoridades, corresponde a una persona de aproximadamente 60 años. Aún no ha sido identificado, lo que suma un aire de incertidumbre a un caso que mantiene en alerta a la comunidad. El punto donde fue encontrado, una zona de alto tránsito entre vendedores, curiosos y residentes del populoso corregimiento, pronto se convirtió en escenario de comentarios, hipótesis y especulaciones.
Mientras los peritos llegaban para realizar el levantamiento, la presencia policial evitaba que los curiosos se acercaran demasiado. Aun así, el murmullo en las aceras era inevitable. Algunos vecinos comentaban que nunca lo habían visto por la zona, otros aseguraban que se trataba de alguien que rondaba por el área desde hace días. Ninguna versión ha sido confirmada oficialmente.
La Policía Nacional, por su parte, se limitó a informar que mantienen la custodia del cuerpo y que se están haciendo las gestiones correspondientes con el Ministerio Público para esclarecer las circunstancias del deceso. No se ha precisado si se trató de un hecho violento, de una caída accidental o de una muerte natural. Todo se mantiene bajo investigación.
El hallazgo se da en un punto que no es ajeno a los sobresaltos. Curundú, conocido por su movimiento constante y su historia marcada tanto por el comercio como por la marginalidad, volvió a ser foco de atención en la capital. El sitio donde apareció el hombre conecta con zonas donde confluyen compradores, transportistas y vendedores, lo que intensifica el impacto de la noticia.
La incertidumbre pesa. ¿Quién era este hombre? ¿Qué hacía en el lugar? ¿Cómo murió? Preguntas que ahora deberán responder las autoridades mientras el cuerpo espera por ser reclamado por algún familiar o allegado.
Por lo pronto, el caso mantiene a la comunidad atenta y con la mirada fija en cada detalle que puedan aportar los investigadores. La escena, con patrullas apostadas y cintas de seguridad rodeando el área, dejó claro que, aunque Curundú está acostumbrado al bullicio, esta vez el silencio se impuso bajo el puente.


