El Centro Femenino de Rehabilitación (CEFERE) fue escenario de un fuerte operativo de control bautizado como “Armagedón”, en el que las autoridades entraron con todo a los hogares 1, 2, 3, 6, 9 y 10, logrando decomisar una lista larga de artículos prohibidos que circulaban entre las privadas de libertad.
La acción, que se suma a las medidas para reforzar la seguridad en los penales del país, dejó al descubierto la magnitud del problema: 30 celulares completos, 72 platinas artesanales, cinco pantallas de celulares, 12 cobertores, 35 cargadores, 41 cables USB y cuatro dispositivos tipo vaper fueron retirados de manos de las reclusas. Una muestra clara de que la creatividad para ingresar estos objetos no tiene límites, pero tampoco la determinación de las autoridades para frenarlo.

Con este decomiso, la Policía Nacional y la Dirección General del Sistema Penitenciario enviaron un mensaje firme: no hay espacio para la anarquía ni para que los penales se conviertan en centros de operación de actividades ilícitas. El operativo buscó cortar de raíz la comunicación irregular con el exterior, reducir la violencia interna y mantener el control dentro de los pabellones intervenidos.
Las autoridades recalcaron que este operativo no será el último. La estrategia apunta a mantener una vigilancia constante para garantizar que los centros penitenciarios sean lugares de rehabilitación y no focos de desorden.
Según los voceros, el objetivo principal es proteger a la ciudadanía, evitando que desde adentro se gesten delitos que afecten a quienes están afuera.


