Una de las dos mujeres colombianas imputadas por el escandaloso caso de maltrato de más de 200 animales ya no dormirá en una celda. En una audiencia de apelación realizada el miércoles 30 de julio, un juez de garantías revocó la detención provisional y le concedió la medida cautelar de reporte periódico e impedimento de salida del país.
La ahora excarcelada, vinculada a la llamada Fundación Catolinas, fue una de las responsables del hacinamiento, enfermedad y abandono en el que fueron encontrados 216 gatos, 26 perros, 2 loros y una zarigüeya en tres casas de Arraiján, Hato Pintado y Campo Lindbergh. La otra imputada, también colombiana, seguirá bajo reporte semanal cada viernes.
La medida fue duramente cuestionada por grupos defensores de animales, ya que el Movimiento de Conciencia Animal (MOCA) confirmó que más de 10 animales fallecieron tras el rescate, debido a las condiciones críticas en que se encontraban.
Las imágenes difundidas en redes sociales eran impactantes: animales desnutridos, jaulas apiladas, viviendas cubiertas de heces, orina y enfermedades. A esto se suma el hecho de que la supuesta fundación recibía donaciones de cientos de dólares para el “cuidado” de los animales, mientras en realidad vivían entre el abandono.
Fotografía: MOCA / Gatos hacinados en jaulas sin comida ni agua.El operativo, bautizado como “Operación Salvación”, se llevó a cabo entre el 15 y el 17 de julio con participación del Minsa, MiAmbiente, la Policía, el Ministerio Público y MOCA. Las imputadas fueron capturadas en Juan Díaz y trasladadas a una estación policial.
Desde entonces, los rescatistas y voluntarios han trabajado sin descanso: algunos animales han sido dados en adopción, mientras otros continúan en tratamiento médico. MOCA denunció que las autoridades locales, como la Alcaldía de Arraiján, ignoraron denuncias previas presentadas desde agosto de 2024.
Fotografía: MOCA / Perros en condiciones extremas de abandono y sufrimiento, sin la atención médica adecuada, como parte de la denuncia realizada por MOCA Panamá.Vecinos de las áreas afectadas relataron que los animales huían de las casas buscando comida, y que el olor pestilente era tan fuerte que se colaba en las viviendas cercanas. Una bomba de tiempo que estalló tarde… pero estalló.
Por ahora, la justicia decidió que una de las imputadas se defienda en libertad, pero la presión de la ciudadanía y los grupos de protección animal sigue firme.


