En apenas siete meses del año 2025, la Policía Nacional ha logrado decomisar 2,017 armas de fuego y más de 61 mil municiones en todo el territorio panameño, una cifra que no pasa desapercibida y que refleja el peso de las operaciones policiales contra el crimen y el tráfico ilegal de armas.
Según el informe oficial, solo en julio se incautaron 200 armas, lo que evidencia que el flujo de armamento no da tregua y que cada mes se siguen sumando nuevos hallazgos que estremecen por la cantidad y variedad del arsenal.
Entre lo decomisado destacan:
831 pistolas, las más comunes en la calle.
534 revólveres, muchas veces utilizadas en atracos.
175 escopetas, capaces de causar estragos en un solo disparo.
138 rifles, algunos con alcances preocupantes.
71 fusiles, armas largas más asociadas a grupos organizados.
9 subametralladoras y 6 mini uzi, que llaman la atención por su poder de fuego y lo difícil que resulta su adquisición legal.
237 pellets, 13 carabinas y hasta 3 niples, lo que muestra una mezcla explosiva entre lo artesanal y lo sofisticado.
Estas armas no fueron encontradas en un solo punto ni bajo una sola operación, sino que son parte del trabajo conjunto entre la Policía Nacional y el Ministerio Público, que a través de operativos, retenes, allanamientos y patrullajes en zonas críticas del país han ido desmantelando las manos armadas del crimen.
La cifra de 61,753 municiones también enciende las alarmas. Este dato pone sobre la mesa el alcance que podrían haber tenido estos armamentos si no se interceptaban a tiempo. Muchas de estas balas estaban listas para alimentar tiroteos, robos, ajustes de cuenta o incluso hechos de violencia doméstica.
Todo lo incautado ha sido puesto en manos de las autoridades correspondientes, quienes determinarán su procedencia, si están relacionadas con delitos específicos y, en algunos casos, si pueden ser rastreadas a personas con antecedentes o pandillas activas.


