La propietaria del restaurante Charlotte’s Legendary Lobster Pound en Maine, Charlotte Gill, tiene una peculiar manera de 'dormir' a las langostas que cocina para su negocio, pues ocupa mariguana en el proceso de cocinarlas.
Imaginé que sus langostas preferían morir bajo los efectos de la marihuana. 'Es más humano', comentó durante una entrevista para diario local.
TAMBIÉN PUEDES LEER: Propietaria de cerveza Corona venderá mariguana
Tal y como ha explicado al Mount Desert Islander, Gill buscado un insólito final para las langostas que sirve en su restaurante. 'El animal ya va a morir, así que es mucho más humano hacerles un pasaje más amable' afirmó.
Para ello, la mujerinventó un método casero, algo así como meter al 'baño maría de marihuana' a la langosta. Según explicó al medio sobre la primera 'pieza' experimental que llamó Roscoe:
En el primer experimento para probar el efecto del cannabis en las langostas, la langosta Roscoe se colocó durante unos minutos en una caja cubierta con aproximadamente dos pulgadas de agua en la parte inferior. El humo de la marihuana fue soplado en el agua en el fondo de la caja. A Roscoe la devolví más tarde al océano como agradecimiento por ser el crustáceo experimental.
TAMBIÉN PUEDES LEER: Marihuana será legal en Canadá a partir del 17 de octubre
RESTAURANTE CON LICENCIA PARA PLANTAR MARIGUANA
Gill, además de dueña del restaurante, tiene licencia para plantar marihuana, y explicó que Roscoe parecía más relajado después de que estar con el humo del cannabis. Obviamente, lo que no está tan claro es que la langosta en realidad estuviera bajo los efectos de nada.
Un veterinario entrevistado para contrastar las declaraciones de la dueña del restaurante afirma que tampoco 'está claro que las propias langostas tengan receptores cannabinoides. Se sabe que los mamíferos sí, en cambio, los invertebrados no han mostrado evidencia de tener estos receptores'
TAMBIÉN PUEDES LEER: 'Pany' Pérez no salió en internas del PRD. Dice que lo del Gallero lo perjudicó
Pese a las críticas de varios sectores de la ciudad, Gill sigue empeñada en darle una muerte más 'humana' a sus langostas y estableció tanques especiales dedicados a 'sedarlas' antes de que estén preparadas para sus clientes. Excelsior.