De muchas formas fue recordada la memoria del jugador colonense Amílcar Henríquez ayer.
Hubo desde visitas a la tumba hasta jornadas de culto en Nuevo Colón.
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Pero el mayor de sus hijos, Amílcar Abimelec Henríquez Mendoza, de 9 años, lo recordó de una manera muy particular. Le tocó calzarse los tacos para saltar a una cancha sintética en vía Israel.
Su equipo se enfrentaba al Espartaco, de Vacamonte, bajo un sofocante calor. Su equipo cayó 2-0.
Sin embargo, para el hijo del 'Eterno 21' solo fue una experiencia ganada en el largo camino, que está seguro le tocará recorrer, si quiere imitar las virtudes de su padre.
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A su corta edad, nos advirtió que está dispuesto a esforzarse por aprender de las pocas enseñanzas que su padre le pudo dar. Porque 'mi papá casi no me vio jugar, -sentenció-pero siempre me dijo que tenía que practicar duro y tener mucha paciencia'.
En algunos tramos del cotejo estuvo en cancha y otras veces en la banca, pero cuando estaba en la banca se le notaba inquieto y le hacía gestos al técnico para que le dieran la oportunidad, tal como lo hizo su padre muchas veces, antes de consagrarse como titular.
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Luego del partido, se dirigió hacia el cementerio de Nueva Providencia con un arreglo que decía 'te extraño papi'.
Nota: Ezequiel Gómez
Foto: Agustín Herrera