Muchos expertos consideran que un lanzador, por muy bueno que sea, pierde un poquito de efectividad ante un equipo en la medida en que los bateadores de esa novena lo conozcan. A lo mejor el primero que está de acuerdo con esa hipótesis es el propio estelar Clayton Kershaw.
'Los lanzadores, definitivamente, no tienen una ventaja', proclamó el abridor de los Dodgers de Los Angeles esta noche (7:00 p.m.) para el Juego 6 de la Serie de Campeonato de la Liga Nacional frente a los Cachorros de Chicago. 'Lo más que veas a una persona, lo más familiarizado que estás con ella.
'No hay secretos, de todas maneras, en la pelota de hoy', analizó el tres veces ganador del Premio Cy Young como el mejor pitcher de la Liga Nacional. 'Hay tanta información por allí. Conocen cada envío que tiro, en cada cuenta, en cada situación'.
De acuerdo a esa teoría, ya Kershaw debería ser más fácil para los artilleros rivales que un rompecabeza para un niño la segunda, tercera y cuarta vez que lo arma. ¿Verdad? ¿Por qué será entonces que el zurdo de los Dodgers es más duro que tomarse un plato de sopa con un tenedor para los bateadores, aunque lo enfrenten una y mil veces?
Ese Kershaw, uno de los mejores lanzadores del planeta, tratará de aportarle a los Dodgers un arma letal y dominante para brindarle al resto de los seres humanos una de las delicias más exquisitas de una postemporada : el sabor de un séptimo juego.
Luego de necesitar 101 lanzamientos en apenas cinco entradas del Juego 1 de la Serie Divisional frente a los Nacionales de Washington, Kershaw ha sido, bueno, Kershaw, en la postemporada del 2016, incluyendo tres apariciones en un lapso de seis días, una como relevista.
La fanaticada de Wrigley Field, tan hambrienta por ser testigo del pase a la Serie Mundial de su equipo por primera vez desde el 1945, tratará con su entusiasmo de sacar de sus casillas a Kershaw, tras su perla de pitcheo en el Juego 2.
Texto: LasMayores.com
Foto: Reuters



