Ronda Rousey regresa mañana a octágono de artes marciales mixtas después de una ausencia de 13 meses, con una pelea ante Amanda Nunes por el título del peso gallo en la cartelera UFC 207.
Pero no espere que Rousey hable al respecto. La otrora campeona se ha negado a promocionar su anticipado combate, ausentándose de casi todas las actividades publicitarias previas.
El silencio de Rousey coloca a Nunes y los otros peleadores de la cartelera en la incómoda situación de realizar el trabajo sucio para vender el último evento del año de pague por ver de la UFC.
'En realidad no sé qué le pasa a Rousey', dijo Nunes recientemente. 'Todo esto, en realidad no sé qué pensar... creo que la UFC lo está haciendo por ella. Creo que la UFC ha realizado todas las promociones pro ella. Creo que ella hace lo que le da la gana'.
Rousey es la peleadora más famosa y, junto con el irlandés Conor McGregor, son los dos rostros más rentables en las artes marciales mixtas. Por lo tanto, su regreso al octágono tras su inesperado revés ante Holly Holm debería ser uno de los eventos deportivos más destacados de la época navideña.
En cambio, Rousey (12-1) desapareció de la luz pública tras su derrota, hasta que aceptó volver a pelear por un título ante Nunes (13-4), quien conquistó la corona en julio.
Rousey se convirtió en una de las deportistas mujeres más famosas del mundo gracias a su dominio en las artes marciales mixtas, con una racha invicta en la que arrolló a sus oponentes. Pero ese dominio terminó en noviembre del año pasado, cuando Holm le dio una paliza y la noqueó con una patada a la cabeza.
Cuando finalmente aceptó volver a pelear, la UFC le permitió saltarse el agotador trabajo promocional, y ni siquiera realizará la tradicional conferencia de prensa en la semana del combate.
Texto y Foto: AP