Mi vida con dos criollas
Carta abierta a nuestra sociedad
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No importa cuanto haya demorado o cuantos días haya estado fuera, regresar a casa es recibir una sobredosis de amor, soy afortunado, en mi familia hay 2 hermosas perritas: Pome y Poffy, que me recuerdan cada la importancia de ser feliz y amar.
Ambas tienen historias distintas, pero tienen en común que son criollas, algunos las llaman también: sin raza, callejera, tinaquera, en fin; para mí son las compañeras fieles que me esperan en casa para jugar.
Hoy, el último martes del mes de febrero, organizaciones defensoras de los animales en el mundo entero recuerdan el día de las esterilizaciones y aquí en Panamá, la organización Spay Panamá, le han sumado 'el día del perro criollo', con el objetivo de promover las adopciones de los animales, no por su raza, sino por lo que representan para las familias.
Hace días leí un tuit donde alguien decía 'quiero un labrador para mis hijos' y muy en mi interior me pregunté si realmente esa persona quería darles a sus hijos la alegría de una mascota o si lo que buscaba era el estatus de una raza en especial. Y es que parece gracioso, la raza de los perros se ha convertido en un tema de estatus, porque la pregunta casi espontánea al ver a alguien con un perro es '¿qué raza es?'.
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Hoy quiero aprovechar la oportunidad para hablarles un poco de este tema y de la responsabilidad que todos tenemos en cuanto a los temas de salud pública relacionado a la gran cantidad de animales en las calles, por un lado, y por el otro, la cantidad de casos inhumanos donde familias maltratan a sus animales. Hoy mediante mi experiencia quisiera desmentir algunos mitos de acuerdo a mi experiencia con mis adopciones:
• Nunca me transmitieron las enfermedades cutáneas que tenían cuando llegaron. Con sus vacunas y buena alimentación todo se curó.
• La comida de perros no es costosa y no deben comer la comida de humanos.
• No huelen mal, simplemente están descuidados: baños semanales y limpieza de boca y oídos cambia todo.
• Si no hay espacios cercados deben amarrarse en lugares cercanos a casa, donde no les de sol. Pero si los mantienen amarrados hay que sacarlos a caminar.
• Al principio entrenarlos cuesta, pero con tiempo y paciencia todo se logra.
• No golpear al perro cuando hace algo mal, un regaño basta y si es necesario golpear el piso cerca de él para que sepa que hizo mal.
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Me gustaría que algún día aprendamos a ver más allá de las etiquetas que la sociedad nos impone, las divisiones por las diferencias nunca han dado buenos frutos: los perros son perros sin importar su raza, ámenlos por ser perros. Los humanos somos humanos sin importar lo que seamos, amémonos por ser humanos.
No cambio por nada los últimos años de mi vida que he experimentado tener dos mascotas criollas conmigo, son una terapia de felicidad y amor inigualable.
Los amigos no se compran, simplemente se adoptan. #ADOPTANOCOMPRESA
Escrito por Alfredo Mitre
Mi Diario Web