Aunque tengas lonjas te puedes poner tanga y sentirte divina. Si eres segura, lo vas a proyectar.
Al parecer, todo se trata de seguridad para Piky Zubieta Kay, que decidió hacer las paces consigo misma y aceptarse. 'Me acuerdo que mi esposo me dijo: ‘¿Qué vamos hacer?’. Casi me divorcio, estaba en la depresión total', nos contó Piky, quien llegó a pesar 270 libras y se sentía fea.
En la actualidad es otra, pudo canalizar su ansiedad haciendo lo que más le gusta: 'escribir'. Dejó los complejos y se pone la ropa que le gusta.
Nos contó que si a alguien le duele la retina al mirarla, que simplemente mire para otro lado, ja, ja. 'Si tu estabilidad emocional depende de tu físico, ¿qué va a pasar cuando tu cuerpo evolucione y envejezca?'.
Dice la 'gordibuena' que recuerda la vez que un muchacho le comentó que su cuerpo daba asco para ir a la playa, pero con la madurez que tiene hoy sabe que todos los cuerpos son de playa. ¡Bravo!
Ella cuida su salud, hace ejercicios y piensa que es tan enfermo el obeso mórbido como el anoréxico, pero la gente acepta más al último. 'Soy inteligente, capaz, mujer, madre, gordita y feliz', concluyó Zubieta.
Por: Emily Sánchez
Foto: Tomada de Instagram



