Cada día de escuela, Mustafa Ahmed Abed tarda una hora en regresar a pie a su casa: con una sola pierna y muletas nunca ha logrado llegar en menos tiempo.
Tiene 15 años y tenía 2 cuando el ejército estadounidense comenzó la batalla de Faluya, en noviembre de 2004, para desalojar Al Qaeda de la ciudad iraquí donde se había asentado.
Yo lo tenía cargado y de pronto salió volando de mis brazos', recordó la madre, Nidhal Aswad, a la radio NPR. 'El brazo me quedó muy lastimado, también el costado… Y él estaba en el piso. Lo único que veía eran sus intestinos regados por todas partes'.
El niño estaba vivo. La pierna izquierda le colgaba.
Así estuvo dos días antes de que la familia lograra atravesar el fuego cruzado y llevarlo a un hospital. Los médicos le amputaron la pierna y le dieron pocas posibilidades de sobrevivir. Sus riñones estaban muy dañados.
Durante cuatro años, los padres intentaron que Mustafá recibiera cuidado médico en Irak. Por fin, una ONG, No More Victims, intervino y, al no encontrar recursos locales, arregló el viaje del niño a Oregon, Estados Unidos, donde lo ingresaron en el Hospital Shriners. Le quitaron un riñón y un cálculo.
Al llegar al hospital en Portland, el niño estaba muy dolorido: '¿Por qué no dejaste que me muriera cuando cayeron las bombas?', le gritó al padre.
Meses más tarde regresó a Faluya con una prótesis que no le servía en su casa de piso de tierra.
Tiempo después, en 2014, el Estado Islámico (ISIS) tomó la ciudad.
Era difícil conseguir comunicarse por celular… Y entonces resultó imposible', dijo la enfermera Maxine Fookson, de No More Victims, a la radio pública estadounidense. La familia quedó atrapada, presumieron. Acaso muerta.
Pero luego de la derrota de ISIS en 2016, la periodista Jane Arraf lo encontró: un adolescente, solo con la pierna derecha, se acercó al campo donde estaba la corresponsal de PBS, la televisión pública de los Estados Unidos, para preguntar si lo podían ayudar a conseguir bolsas de colostomía y catéteres. La prótesis le había quedado pequeña.
ISIS nos dijo: 'Si nos pagan, los sacamos de acá. Si no, se quedarán hasta morir'', le explicó Mustafá. La familia no tenía dinero: los terroristas pedían USD 100 por cada uno, y son un matrimonio con cuatro hijos. Cuando los combates arreciaron, caminaron 12 millas bajo un calor insoportable. Los recibieron en un campamento improvisado, sin electricidad, pero con el agua y los alimentos que les faltaban hacía días. No había colchones ni baños suficientes.
Ahmed cerca de Faluya. Perdió su pierna en el ataque de 2004. Fue llevado a los Estados Unidos para una prótesis. Le quedó chica. Alguien le debe una pierna', tuiteó Arraf.
La mujer pensó que el muchacho había sido olvidado. Pero se equivocó.
Mustafá: Oregon te mira y estamos aquí para ayudar', tuiteó Fookson. La enfermera y su esposo, Ned Rosch, en Portland, vieron la noticia y empezaron a gritar de emoción.
Así Arraf se enteró de la historia que comenzó durante la batalla más sangrienta de la ocupación en Irak, cuando ella era corresponsal de la CNN en viaje con las fuerzas estadounidenses. Más de 800 personas murieron entonces, 2004, y miles más como el pequeño Mustafá y su madre quedaron heridos.
Aunque el poco tiempo que lograron hablar por teléfono con el adolescente lo usaron para repetirle que lo querían, Fookson y Ned supieron, por la corresponsal, que los años del ISIS fueron los más difíciles: la comida era tan inaccesible que se mantenían con harina cruda y dátiles secos vencidos, que se venden como alimento para ganado.
Como él necesita catéteres urinarios y bolsas de colostomía, como consecuencia de sus heridas, cada vez que los buscaba sufría mucho miedo por las preguntas que le hacían los terroristas en el hospital: ¿lo habían operado en los Estados Unidos? No, mentía Mustafá.
Temía que vinieran y masacraran a toda mi familia'.
Aunque No More Victims ya no existe, varios de sus miembros trabajan actualmente para que otra organización, Médicos de Oregon por la Responsabilidad Social, pueda reunir los fondos para que Mustafá y su madre viajen y él pueda recibir más tratamiento médico y una nueva prótesis. También han contactado a un representante y a un senador para que los ayuden con el visado, informó el diario local The Oregonian.