EL FILTRADOR ES UNA SOLA PERSONA
-
El diario alemán Süddeutsche Zeitung fue el primero que tuvo contacto con el filtrador. No quería dinero ni nada a cambio. Sólo seguridad.
-
'Quiero que estos delitos se hagan públicos. Son más documentos de los que han visto nunca', escribió en sus primeras comunicaciones.
Fua a principios de 2015. En la sede del diario alemán Süddeutsche Zeitung, ubicado en Munich, se recibía un mensaje: 'Hola. Aquí John Doe (es el nombre que en Estados Unidos se utilliza para los desconocidos) ¿Les interesan unos datos?'. Y ahí comenzó la investigación que ha desembocado en la revelación de 'Los papeles de Panamá', que tocan, afectan y han puesto en el disparadero a cientos de personalidades de todo el mundo, incluidos presidentes de gobierno, realeza, políticos y deportistas.
Pero, ¿Cómo se gestó toda la investigación y el proceso hasta que el pasado domingo se hicieron públicos los documentos? Después de ese primer mensaje la respuesta del diario fue rápida.
El interlocutor elegido fue el reportero Bastian Obermayer: 'Nos interesan mucho'. El filtrador volvió a comunicarse y marcó cómo debía ser el trato: 'Hay un par de condiciones. Mi vida corre peligro. Nos comunicaremos sólo con archivos encriptados. Nunca nos reuniremos. La decisión sobre lo que se publicará es obviamente de ustedes'.
En el periódico ya están en alerta e intentan saber algo más sobre la persona que puede tener en su poder una exclusiva mundial: '¿Por qué hace usted esto?', le preguntan. Y la respuesta fue contudente: 'Quiero que estos delitos se hagan públicos. Son más documentos de los que han visto nunca'.
En el Süddeutsche Zeitung se pusieron manos a la obra. Su fuente, reconocían el lunes, no quería dinero, ni nada a cambio, sólo seguridad.
El diario, ante la dimensión y el alcance global de los documentos decidió llamar y compartir la información con el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación. En las siguientes semanas y meses ya tenían en su poder 11,5 millones de documentos, que fueron analizados por 400 periodistas de medios de 80 países.
Cuando vieron la luz, el bufete de Mossack Fonseca, donde se creaban las empresas y de dónde presuntamente salen los documentos, reconocía que los papeles eran auténticos aunque añadía que habían sido hackeados limitidamente en un 'atentado contra la privacidad'.
El director del Consorcio de Periodistas de Investigación, Gerard Ryle, añadía más luz a la historia en declaraciones a CNN: 'El filtrador es una sola persona. Los documentos fueron comprados por el gobierno alemán y luego les ofrecieron los documentos a otros gobiernos, incluyendo el británico y el estadounidense. El director del ICIJ dijo que su organización está convencida de la autenticidad 'debido a que hubo una filtración más pequeña antes de que manejáramos estos documentos. Tuvimos suerte de poder acceder a esa material. Es casi imposible inventarse 11,5 millones de documentos'.
Información tomada de lainformacion.com