Por: Tita Tuñón Centella
10 de abril de 2016
Dedicado a mi prima Gisela Centella
Usemos la imaginación. Visualícese estando solo en casa, sus vecinos están de vacaciones fuera del país, y de pronto usted tiene un accidente que le impide movilizarse, lo único que puede hacer para ayudarse es llamar al 911… pero usted es sordo.
Ante cotidianidades como esas, ¿qué opciones le estamos dando a nuestra población sorda? Tengamos claro que sordo no significa ser mudo dado que todo sordo se puede comunicar y el epíteto de 'mudo' es un insulto.
¿Sabía usted que, dentro de la población de panameños con discapacidades, los sordos son la segunda más numerosa?
Toda empresa en este país que cuente con más de 25 empleados, debe igualmente contar con un mínimo de 2% de colaboradores con capacidades especiales. Lo que me llama la atención es que no solamente se está incumpliendo la ley, sino además al poco personal discapacitado no lo desarrollan como al resto.
Por si fuera poco, las empresas que incumplan con la ley de equiparación serán sancionadas como si el pago de una multa fuera remedio suficiente para elevarnos a ser un país más equitativo.
Me pregunto qué sería lo más recomendable, ¿darle con un mazo en la cabeza a las empresas que incumplan o utilizar compensaciones tributarias para incentivar el cumplimiento de la ley? Tomemos el ejemplo a la Caja de Ahorros, primer banco local que ha certificado a parte de su personal en lenguaje de señas para darle un mejor servicio a nuestra población sorda. A mi juicio, no solamente la campaña publicitaria televisa es genial, además nos da un ejemplo de lo que podemos hacer como nación para ser más justos, inclusivos y proactivos.
Antonella y Carmen son dos sordas que laboran en una institución pública, en más de veinticinco años de trabajo continuo nunca se le ha hecho un aumento salarial ni tampoco se las ha tomado en cuenta para seminarios de desarrollo humano.
Ser inclusivos y proactivos es el camino más largo, pero rinde más beneficios. Traigo el ejemplo de Alberto, quien a sus dieciocho años y contraviniendo su tradición familiar, ha dejado atrás el catolicismo para ser evangélico dado que esta última congregación sí cuenta con intérpretes de lenguajes de señas. Algo parece no estar en balance cuando el Estado invierte millones en infraestructuras católicas, pero es negligente al ni siquiera cerciorarse de que se transmita el mensaje de su homilía a sus feligreses sordos.
Nuestros sordos son panameños con poderes especiales tal como Antonella y Carmen quienes gracias a su sordera potencian su capacidad de atención, concentración y aptitud para aprender visualmente. Lo que indigna es que en escuelas inclusivas como el Instituto Comercial Panamá no se cuente con un televisor y un reproductor DVD para impulsar el proceso enseñanza-aprendizaje.
En el mismo tenor está el IPHE que dentro de lo mucho que hay que reconocerle a esta institución, es su recurso humano y la calidad de profesionales abnegados a sus estudiantes. Los profesores de nuestros sordos son sus mejores aliados, son su vínculo de empoderamiento y es vergonzoso que los dejemos solos al frente de una batalla para la cual se necesitan recursos fácilmente asequibles. Estamos haciendo un papelón dejándolos atrás.
¿Cómo es posible que desde hace años esta institución esté necesitando cuatro computadoras y todavía no las tengan?
Cuando un sordo maneja a cabalidad el lenguaje de señas ayuda a su entorno a comunicarse mejor mutuamente. Somos parte de un todo y creo en la inclusión, pero pese a que puede sonar contradictorio, lo óptimo para nuestra población sorda, sería que desde pequeños se les instruya dentro de escuelas exclusivas para sordos con un lenguaje de señas estandarizado, por ende, se les capacita para que tengan más competencias de comunicación en cualquier idioma.
No se puede ser inclusivo sin los servicios y el apoyo necesario. En las escuelas y universidades sin intérpretes asignados, nuestros sordos necesitan escribanos, es decir, compañeros oyentes que tomen notas pues un sordo podrá prestar atención a su profesor, pero no lo puede oír y por lo tanto, tampoco puede tomar notas a la vez.
Insto a mis colegas docentes a que caminemos la milla extra y aprendamos lenguaje de señas. Es imprescindible que los sordos aprendan el español con competencia suficiente y para ello es necesario que se logre una base estandarizada para el lenguaje de señas, que los docentes reciban constante capacitación en ese lenguaje, que a los intérpretes y profesores se les atraiga con una justa equiparación a sus honorarios, que se apoye la tecnología para sordos, y que más empresas e instituciones como hospitales, municipios, juzgados y hoteles emulen el ejemplo de Caja de Ahorros. Recordemos que estos panameños tienen derecho a voz… y también votan.
UDELAS es nuestra universidad pionera en abrir carreras técnicas como informática, turismo, y educación física con intérpretes asignados y costos razonables. Por el contrario, si un sordo optara por otra carrera distinta a estas y en otra universidad, tendría que asumir el costo por hora de un intérprete que oscila entre $10 y $20 dólares. ¿A cuántos sordos conoce usted con puestos ejecutivos, gerenciales, o de jefatura? Los directivos de UDELAS, están trabajan a brazo partido para darnos a todos los oyentes la oportunidad de aprender lenguaje de señas.
Hay herramientas disponibles para gerentes de recursos humanos con intención de capacitar a su personal sordo y es posible cerrar la brecha entre el dicho y el hecho. Desde niño, Víctor English siempre circuló entre oyentes, siendo sordo se inventó un lenguaje de señas para manejarse en un mundo de sonidos. Hoy día Víctor se encuentra aprendiendo el lenguaje de señas, está en busca de un empleo, es padre de un niño y a sus 26 años es el capitán de la selección de fútbol para sordos en Panamá. Es la primera vez que Víctor juega entre sordos pues toda su vida participó entre oyentes.
Aida Góndola es hija de sordos, es intérprete voluntaria de lenguaje de señas para las actividades deportivas y así fue como pude conversar con Carlos Villarreal quien por más de diez años ha estado dirigiendo a 150 almas deportivas, de las cuales 50 son los más constantes dentro del fútbol. Carlos es el Presidente de la Asociación de Deporte para Sordos de Panamá y su meta es llevar a nuestro país en octubre de este año a los juegos Panamericanos en Venezuela y también quiere enarbolar nuestra bandera en Turquía para las Olimpiadas en noviembre de 2017. El eslabón entre Aida y Carlos es Marco Magallanes, técnico Ad Honorem de la selección de fútbol para sordos de Panamá.
Lo que me enorgullece de ser panameña es conocer a compatriotas que son héroes anónimos sin intención de protagonismo, que silenciosamente empoderan a sus connacionales más vulnerables para que caminen solos y logren sus sueños con la frente en alto.
Estoy segura que usted también se pondría su camiseta roja con el número 12 en la espalda cuando la selección de fútbol de sordos llegue a jugar partidos internacionales en el Romel, el Maracaná o cuando lleguemos a las Olimpiadas de Turquía.
En comparación con otras potencias mundiales, somos un país de territorio pequeño y baja población, pero somos un gran pueblo, nacidos en un país con gente buena, correcta, solidaria y pujante. No podemos permitir que estos compatriotas nuestros se nos queden atrás ni tampoco podemos dejar solos a sus aliados. Ayudarlos es una de nuestras oportunidades para hacer un gran papel.
Referencias:
Carlos Villarreal sordosfutbolpma@hotmail.com
Intérpretes Panamá
Datos de La Prensa
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Los artículos de opinión son responsabilidad exclusiva de sus autores. Mi Diario no avala sus puntos de vista.
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