Los indígenas de la comarca más grande del país siguen sufriendo por diversas causas, allí se encuentra la mayoría de los niños y jóvenes de Panamá.
Muchos de los que llevan años trabajando en la comarca en el sector salud piensan que las causas son diversas, pero las más fuertes son de índole cultural y de las tradiciones que también influyen en el comportamiento de los indígenas de manera determinante.
El solo hecho de que se tolere la poligamia y la convivencia pacífica del polígamo con las concubinas y viceversa pone en riesgo la salud sexual de todos los que conviven en esta situación. Otro de los factores es la migración constante, especialmente de los hombres en busca de oportunidades laborales, lo que es fundamental la transmisión del virus.
La ingesta de bebidas alcohólicas (chicha) de forma constante y perder los estribos en muchas cosas son una situación que los coloca en riesgo de infectarse. Aunado al no querer utilizar el condón en sus relaciones sexuales.
Cifras
Alfredo González, quien lleva años como enfermero en la Clínica de Terapia Antirretroviral de la comarca (CTARV-CNB), ubicada en la entrada de San Félix, en la provincia de Chiriquí, indicó que las últimas cifras desde la visita de Mi Diario a la clínica en el 2015 se han incrementado de manera dramática; ahora no solo padecen de VIH, sino que la tuberculosis está acabando con ellos.
A pesar de las múltiples campañas de concienciación y giras médicas que se hacen en la región, los resultados van en aumento, indicó González, y añadió que cada vez son más jóvenes las personas que están afectadas con el virus.
Resultado
El año pasado, dijo González, se realizó una campaña de prevención y detección de la enfermedad en escuelas secundarias; el programa se hizo al azar y los resultados fueron escalofriantes, tanto alumnos como docentes tenían el virus.
Añadió el enfermero que cada mes se registran de entre 8 a 9 casos que ingresan a la clínica por primera vez. Explicó que muchos acuden con regularidad a la cita de control y a recibir la terapia, mientras que otros adquieren la primera dosis y no regresan hasta cuando la enfermedad está bien avanzada y ya no se puede hacer nada por ellos, por lo que mueren, lamentablemente.
A pesar de que se les dice que les dejan a sus familias una herencia de muerte, a estos parece no importarles nada, solo quieren vivir la vida y nada más.
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La clínica cuenta con lo esencial, aunque el sitio no es el mejor, pues quienes entran en ella quedan expuestos a la mirada de los curiosos que transitan por el lugar, al encontrarse a orilla de calle.
Entre los niños y adolescentes la realidad golpea más, pues en su mayoría estos son víctimas inocentes de adultos, quienes se valen de sus fuerzas para abusar sexualmente de los pequeños, muchos de estos bajo amenaza de que si hablan, su familia puede morir o sufrir daños.