- Hola, soy el rabino Gustavo
- ¿Cómo dijo, Ramiro Gustavo”
- No, rabino Gustavo
- ¿rabino es su nombre o su apellido? ...
Más de una vez sostuve este diálogo y asumo que no todo el mundo sabe lo que es un rabino, así que si me lo permiten quisiera aprovechar este espacio para explicarlo.
El término “rabino” deriva de la palabra hebrea Rav que significa maestro o Rabí, “mi maestro”. La Real Academia Española da dos acepciones: (1) Maestro hebreo que interpreta los textos sagrados, y (2) jefe espiritual de una comunidad judía.
Diría que ambas se complementan en lo que se refiere a las funciones de un rabino, ser un educador a partir de su conocimiento de los textos sagrados de la tradición judía (hebreo y judío son sinónimos en este caso, tema para otro día) y ser el guía de su comunidad (jefe suena demasiado exagerado) en el campo espiritual realizando también una labor pastoral.
Lo que no dice la definición de la Rae es que, para llevar adelante esta tarea, el título de rabino se obtiene después de varios años dedicados al estudio de los diversos aspectos que conforman la vida judía, es decir, tradiciones, leyes, Biblia y Talmud (libro que recopila la sabiduría oral del judaísmo), historia, filosofía y un largo etc., que depende de la orientación de cada institución de formación rabínica. En mi caso, fue en el Seminario Rabínico Latinoamericano en mi Buenos Aires natal complementada en los dos últimos años en el Instituto Schechter en la ciudad de Jerusalem, en Israel.
En el desarrollo histórico, la figura del rabino emergió con fuerza después de la destrucción del Segundo Templo de Jerusalem (Año 70 DEC.) reemplazando a los sacerdotes, que hasta aquel momento eran los lideres religiosos encargados de llevar adelante el ritual.
Una diferencia importante entre ambos “funcionarios” es que el sacerdocio era una casta en donde la identidad se transmitía de padre a hijo. Mientras que, por el contrario, cualquier persona por medio del estudio de los textos sagrados, podía convertirse en rabino.
Sin embargo, el mayor contraste entre ambas figuras radica en su rol. Los sacerdotes funcionaban como intermediarios entre la comunidad y Dios. Su presencia indispensable en los rituales lograba conectar el cielo y la tierra.
A partir de la destrucción del Segundo Templo, esa realidad cambió, y así ha funcionado hasta el día de hoy. Cada judío tiene la potestad de manejar su propia relación con Dios expresada en el estudio, la plegaria y los rituales hogareños.
Por eso, en la tradición judía no es indispensable contar con un rabino para las plegarias sinagogales, ni para una boda o un entierro. Cualquier judío que conoce el protocolo puede hacerlo.
La función del rabino apunta a guiar a los miembros de su comunidad, brindándoles herramientas, conocimientos y vivencias propias de la tradición judía para su pleno desarrollo espiritual aspirando siempre a vivir una vida de santidad haciendo de este mundo un lugar que de testimonio de la presencia de Dios.
Por supuesto que es un gran desafío, pero en eso estamos. Cada día, con pacencia, dedicación y mucho amor la tarea. Decidí ser rabino cuando era un adolescente y hoy, 40 años después (25 de ellos como rabino) reafirmo cada día esa vocación con la misma pasión.
Mucho gusto, soy el rabino Gustavo.
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