Robert Prevost, ahora Papa León XIV, volvió a dar de qué hablar. Esta vez no fue por sus decisiones eclesiásticas, sino por su gorra: una clásica de los Chicago White Sox. El pontífice de 69 años, nacido en el sur de Chicago, apareció en el Vaticano luciendo el emblema de su equipo favorito durante su audiencia general.
No es la primera vez que se le vincula con el béisbol.
En 2005, fue visto entre la multitud en el primer partido de la Serie Mundial que los White Sox terminaron ganando. Desde su elección, el equipo ha mejorado notablemente su desempeño, lo que ha dado pie a bromas sobre una “bendición papal”.
Los White Sox, por su parte, no perdieron tiempo:
Lo invitaron oficialmente a lanzar el primer pitch en el estadio. El gesto del Papa ha generado simpatía y ha reforzado el vínculo entre la fe católica y la pasión deportiva.