Amargo y desolador fue la noche del sábado 2 de agosto quedará marcada como una de las más tristes en la historia reciente del boxeo japonés. En el Korakuen Hall, templo del pugilismo en Tokio, dos combates distintos terminaron conectados por un mismo destino, con la pérdida de dos jóvenes talentos, Shigetoshi Kotari y Hiromasa Urakawa, ambos de 28 años.
RIP to this modern day gladiator Shigetoshi Kotari. Applauded by the fans in his final contious moments. Heartbreaking. pic.twitter.com/Mg8TapA95y
— Max Calendrillo (@MaxCalendrillo) August 8, 2025
Kotari protagonizó una intensa pelea de 12 asaltos contra Yamato Hata, campeón superpluma de la Federación de Boxeo Oriental y del Pacífico. Tras el empate, el público lo aplaudía, pero minutos después colapsó. Los médicos confirmaron un hematoma subdural, lesión grave causada por la acumulación de sangre entre el cráneo y el cerebro. Fue operado de urgencia, pero falleció días después.
En la misma velada, Urakawa enfrentó a Yoji Saito y cayó por nocaut. También sufrió un hematoma subdural y fue sometido a una craneotomía. La esperanza se desvaneció el sábado, cuando se confirmó su deceso.
La Organización Mundial de Boxeo expresó condolencias públicas, describiendo a ambos como “guerreros” y resaltando su legado. La noticia sacudió no solo a Japón, sino al mundo del boxeo, que volvió a poner sobre la mesa los riesgos de este deporte.
Como respuesta inmediata, la Comisión Japonesa de Boxeo redujo la duración de las peleas de campeonato de la Federación Oriental y del Pacífico de 12 a 10 asaltos, buscando prevenir tragedias similares.
Hoy, más allá de los números y las reglas, el recuerdo de Kotari y Urakawa quedará en la memoria de quienes los vieron luchar con el corazón, dentro y fuera del cuadrilátero.



