Ferrari está viviendo una temporada digna para el olvido. No es solo que 2025 llegue sin títulos, es el primer año en casi dos décadas donde el Cavallino ni huele una victoria. Y detrás del desastre hay un hilo rojo que lleva directo a la alta cúpula.
Una apuesta técnica que salió torcida
Tras un 2024 competitivo, donde el SF-24 les dio cinco triunfos, en Maranello decidieron patear el tablero, cambiaron el 99% del carro para 2025. Nuevo piso, nueva aero, nueva suspensión… y cero margen para errores en el último año del reglamento. Se la jugaron fuerte, y perdieron fuerte.
El resultado fue el temido SF-25: rápido solo en teoría. Cuando está en su ventana ideal, quema frenos y se come la plancha. Cuando lo levantan para evitar sanciones o fallos, pierde toda la carga aerodinámica. El dilema quedó servido: correr rápido y abandonar, o correr lento y sobrevivir. Ferrari eligió sobrevivir… a que les pasaran todos.
Leclerc y Hamilton sufren con un SF-25 que vive al borde del sobrecalentamiento.Pilotos obligados a manejar
Lo que están viviendo Charles Leclerc y Lewis Hamilton en 2025 no tiene nada que ver con Fórmula 1 de élite. Mientras el resto de la parrilla corre a fondo, empuja los límites y exprime cada milímetro del trazado, los dos pilotos de Ferrari arrancan cada carrera en modo ahorro, literalmente manejando con técnicas que se usan para no gastar gasolina, pero en un monoplaza de millones de dólares.
Los memes no faltan...
la vem o SF-25 entrando no setor 2 de Interlagospic.twitter.com/77z04Q4qVc
— Scuderia Ferrari Brasil News (@ScuderiaNewsBR) November 7, 2025
El corazón del problema es simple pero devastador: el SF-25 no tolera ser manejado como un F1 real. Si Leclerc o Hamilton frenan fuerte, hacen trail-braking o atacan una curva como debe ser, los frenos se disparan en temperatura y la plancha empieza a desgastarse como si el carro estuviera rozando el suelo. En cuestión de vueltas, el monoplaza queda al borde de una sanción o una falla mecánica.
Por eso, la orden desde el muro llega rapidito: lift and coast desde la vuelta dos. Es decir, soltar acelerador mucho antes del punto de frenado y dejar que el carro “flote” hasta la curva, sacrificando segundos por vuelta solo para no quemar los frenos. Una técnica útil en tráfico de ciudad, pero absurda en un deporte donde la agresividad en la pista es clave.
SF-25 😬 pic.twitter.com/6Giq1CERM3
— La Gazzetta Ferrari (@GazzettaFerrari) November 7, 2025
El fichaje de Hamilton desperdiciado
La llegada de Lewis Hamilton a Ferrari era, sobre el papel, el movimiento más grande de la última década en la Fórmula 1. No solo por el peso mediático del siete veces campeón, sino porque traía consigo una cultura de trabajo probada, obsesión por el detalle y un método de desarrollo que transformó a Mercedes en la máquina dominante que todos conocimos. Era la oportunidad perfecta para que Ferrari corrigiera sus vicios internos y modernizara procesos que llevan años estancados.
Pero desde el día uno, la relación ha sido un desperdicio monumental. Hamilton presentó reportes completos sobre comunicación deficiente entre departamentos, sugirió ajustes en dinámicas de simulación, pidió cambios en cómo se gestionaban las sesiones de viernes y hasta propuso una reorganización en el flujo de información entre pista y fábrica. Nada fue escuchado.
John Elkann (izquierda) y la alta cúpula de Ferrari es señalada como responsable del colapso del proyecto 2025.Elkann y la dirigencia: los verdaderos culpables
Detrás de cada mala decisión está John Elkann, el presidente que aprobó reinventar por completo un carro que funcionaba. También dio luz verde a ignorar a Hamilton y a dejar ir a Sainz en pleno cambio conceptual.
Ferrari no fracasa por falta de talento ni de plata. Falla por liderazgo roto. Y mientras sigan prometiendo que “2026 será diferente”, la novela roja seguirá repitiéndose.
