El fútbol mundial ha perdido a uno de sus más grandes embajadores, Sven-Göran Eriksson, quien falleció a los 76 años en su hogar en Bjorkefors, Suecia, después de una valiente lucha contra el cáncer. Eriksson, conocido por ser el primer entrenador no británico en dirigir a la selección inglesa, dejó un legado imborrable que abarcó más de tres décadas en el mundo del fútbol, tanto a nivel de clubes como a nivel internacional.
Un Legado de Excelencia y Humildad
Sven-Göran Eriksson no solo fue un estratega brillante, sino también un caballero del fútbol. Su capacidad para inspirar a sus jugadores y llevar a sus equipos a lo más alto del podio, le valió el respeto y admiración de colegas y aficionados por igual. A lo largo de su carrera, Eriksson dirigió 12 clubes y varias selecciones nacionales, conquistando un total de 18 trofeos. Sin embargo, su legado va más allá de los títulos; su impacto reside en su humanidad, humildad y el amor genuino por el juego.
De Gotemburgo a la Gloria Internacional
Eriksson inició su carrera como entrenador en el modesto Degerfors, pero pronto demostró su capacidad al llevar al Gotemburgo a ganar la Copa de la UEFA en 1982, un logro que marcó el inicio de su ascenso meteórico en el fútbol europeo. Su éxito en Suecia lo catapultó a la escena internacional, donde dejó su huella en clubes de la talla de Benfica, Roma, Fiorentina, Sampdoria, Lazio y Manchester City.
El sueco también tuvo un impacto significativo en el fútbol de selecciones, liderando a equipos como México, Costa de Marfil y Filipinas, además de su famoso paso por la selección de Inglaterra. Bajo su dirección, los Tres Leones alcanzaron los cuartos de final en tres torneos importantes consecutivos, un hito que lo consolidó como uno de los entrenadores más exitosos en la historia de Inglaterra.
Un Hombre de Fútbol y de Vida
Eriksson no solo será recordado por sus logros en el campo, sino también por su enfoque en la vida. Tras ser diagnosticado con cáncer, enfrentó la enfermedad con la misma valentía con la que dirigía a sus equipos. En su documental ‘Sven’, dejó un mensaje conmovedor, instando a todos a vivir con alegría y a enfrentar la muerte con serenidad. “No lo lamentes, sonríe”, fueron sus palabras finales, un testamento de su filosofía de vida.
El fútbol ha perdido a un verdadero caballero, pero su legado vivirá en las memorias de todos aquellos que fueron tocados por su genialidad y bondad.