Barcelona no solo dejó escapar puntos en su visita al Rayo Vallecano, también encendió un debate que promete marcar la temporada. El empate 1-1 en Vallecas, el pasado domingo, abrió una grieta entre lo deportivo y lo interno, Hansi Flick, puso sobre la mesa un tema sensible, los egos dentro del vestuario.
En rueda de prensa, Flick fue tajante: “No hay excusas, ya saben cómo soy”. El alemán descartó culpar al VAR o al césped y apuntó directamente a su equipo, demasiadas pérdidas de balón, poca intensidad y carencia de control en la posesión. Y cuando le preguntaron por la llamada “Laminedependencia”, soltó un dardo: “Lo más importante es que no haya egos porque esto mata al éxito del equipo”.
Las palabras hicieron ruido, especialmente porque Lamine Yamal, de apenas 18 años y convertido en figura, fue señalado de forma indirecta. El joven no tardó en reaccionar. En entrevista con RTVE, le bajó el volumen a la polémica: “Eso es lo que piensa cada uno, después de un empate uno está caliente. No creo que tenga nada que ver”. Para Yamal, el bajón culé responde a la preparación física y no a conflictos internos.
El delantero recordó que el equipo ha sumado 7 de 9 puntos en canchas difíciles, algo que pocos valoran. Además, dejó claro que las críticas no le afectan: “Solo escucho a mi gente más cercana”.
El Barcelona, que aún pelea por acercarse a la cima de LaLiga, tiene ahora un reto doble: recuperar su mejor fútbol y calmar las aguas dentro de un vestuario en plena construcción. La temporada apenas comienza, pero los roces ya ponen a prueba la gestión de Flick y la madurez de sus jóvenes estrellas.



