Katia Itzel García, árbitra mexicana, fue recientemente el blanco de amenazas de muerte tras una decisión polémica durante un partido de la Leagues Cup entre Monterrey y FC Cincinnati. Que terminó 3-2 a favor del equipo de la MLS.
Good things come to those who wait. pic.twitter.com/9QSDJydYHS
— FC Cincinnati (@fccincinnati) August 1, 2025
El gol validado por García, que algunos consideraron fuera de juego, fue respaldado por el VAR y resultó determinante para la victoria de Cincinnati. Sin embargo, la decisión fue suficiente para que un aficionado del Monterrey la amenazara de muerte, no solo a ella, sino también a su familia.
Es inaceptable que, en pleno siglo XXI, el deporte siga siendo un terreno fértil para la intolerancia, el abuso y las amenazas. No solo se trata de la violencia dirigida hacia una mujer, sino de la violencia en general, que tiene cabida en cualquier sector de la sociedad. Las amenazas hacia Itzel García representan una violación a los principios básicos de respeto y civilidad, y deben ser rechazadas sin importar quién las reciba.
“No podemos normalizar la violencia en ningún espacio”, fue el mensaje de García, quien sigue luchando por un entorno sin agresiones.Katia Itzel García no se dejó amedrentar. Utilizó sus redes sociales para compartir los mensajes amenazantes y dejó en claro su postura: no al abuso ni a la violencia, sea cual sea la forma que tome. Además, recibió apoyo de figuras como la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, y organizaciones como la FIFA y CONCACAF, quienes condenaron las amenazas y reafirmaron su compromiso con la seguridad y el respeto hacia los árbitros.
Este caso pone en evidencia que, más allá de las decisiones controversiales o desacuerdos en el deporte, lo verdaderamente importante es garantizar un entorno libre de violencia. No importa si se trata de un jugador, un árbitro o cualquier otra persona, el abuso y la intimidación no tienen cabida en ninguna esfera de la sociedad. La violencia debe ser erradicada, y el caso de Katia Itzel García es solo un recordatorio de que la lucha contra la intolerancia es de todos.



