El fútbol, un deporte que une corazones y despierta pasiones, se tiñó de luto el pasado martes con la trágica muerte del defensa uruguayo Juan Izquierdo. A sus 27 años, Izquierdo, quien defendía los colores de Nacional, perdió la vida en Sao Paulo tras desplomarse en un partido contra São Paulo por los octavos de final de la Copa Libertadores. El incidente, ocurrido en el minuto 84 del encuentro, dejó a todos conmocionados, especialmente a sus compañeros de equipo y amigos cercanos.
El panameño Luis Mejía, arquero y compañero de Izquierdo, no pudo contener la tristeza al despedir a su amigo y colega. “Hoy despedimos a Juan que dejó una marca profunda en nuestras vidas. No puedo evitar recordar y agradecer esos abrazos que me dabas cada vez que el equipo metía un gol”, expresó Mejía, visiblemente afectado por la pérdida. Las palabras de Mejía resonaron en la comunidad futbolística, reflejando el dolor de quienes tuvieron el privilegio de compartir el campo con Izquierdo.
Izquierdo, formado en el Club Atlético Cerro, había dedicado su vida al fútbol, vistiendo las camisetas de Liverpool, Wanderers y Peñarol en Uruguay, así como la del Atlético San Luis en México. Su carrera fue un ejemplo de dedicación y amor por el deporte, y su muerte ha dejado un vacío irreparable en el fútbol uruguayo y en quienes lo conocieron.
La reacción de Mejía, quien compartió momentos inolvidables con Izquierdo en Nacional, refleja el impacto de la pérdida de un amigo, un compañero y un hermano de equipo. “Que Dios te tenga en la gloria, querido amigo. Tu ausencia se sentirá profundamente, pero tus recuerdos, esos que llenan el alma, estarán siempre presentes en cada gol, en cada risa, en cada momento que compartimos”, agregó Mejía, recordando los instantes de camaradería y solidaridad que compartieron.
El luto en el fútbol uruguayo es profundo. Las actividades deportivas fueron suspendidas el fin de semana posterior a la tragedia, y los homenajes a Izquierdo se multiplicaron en todos los rincones del país. Desde Montevideo hasta Sao Paulo, el nombre de Juan Izquierdo se ha convertido en un símbolo de la fragilidad de la vida y de la hermandad que une a quienes comparten la pasión por el fútbol.