Panamá Sub-17 debutó en el Mundial de Catar 2025 con una derrota que dejó el alma golpeada, pero no rota. Moisés Richards, el atacante del Plaza Amador y autor del único gol de la Roja juvenil, se plantó con madurez ante los micrófonos y resumió lo que sintió el grupo: “Arrinconamos al rival, pero nos faltó cabeza fría para definir. Me quedaron varias claras y no las concreté, pero esto apenas empieza”, dijo el goleador.
El extremo rojinegro fue el más desequilibrante del equipo nacional. Su velocidad y atrevimiento fueron un dolor de cabeza constante para la defensa rival. Richards reconoció la fortaleza física del contrincante, pero negó que eso sea una excusa. “Nos sacaban ventaja en el cuerpo a cuerpo, pero en los uno contra uno también hicimos daño”, comentó.
Durante la preparación en Dubái, Richards fue el más encendido del campamento, marcando dos goles: uno frente a Burkina Faso y otro ante Uganda. Esa confianza se trasladó al primer duelo mundialista, donde logró romper la red rival y despertar las gradas con su grito de gol.
El joven delantero dedicó su tanto a su familia, que viajó desde Panamá para apoyarlo. “Su presencia me da fuerza. Trabajé mucho por este momento y quiero que el país siga creyendo en nosotros”, expresó.
El grupo Sub-17 tendrá ahora dos partidos decisivos. “Son dos finales. Vamos a dejar todo por el país”, sentenció Richards. La historia aún no está escrita, pero este grupo ya demostró que corazón y orgullo sobran.


