Con el cierre del partido ante Nicaragua, las eliminatorias se detienen por un momento: ahora toda la atención va a la Copa Oro. El torneo más importante de selecciones en la región vuelve al calendario, y Panamá lo enfrenta con una convocatoria en la que Thomas Christiansen no se guardó nada.
Eso, por supuesto, abre un debate inevitable: ¿está Panamá en condiciones reales de aspirar al título?
Hace unos días alguien me dijo algo obvio pero muy cierto: “nunca vi a nadie ser campeón sin antes jugar la final” y eso va acompañado con el “partido a partido”.
Y yo pregunto: ¿tenemos lo necesario para volver a estar en una final de Copa Oro? La respuesta corta es sí. La larga, también.
Este grupo ya demostró que puede competir contra cualquiera. En los últimos 800 días, Panamá ha disputado dos semifinales continentales y dos finales: una de Liga de Naciones y otra de Copa Oro, ambas pérdidas ante México.
La única baja importante es la de Cocó Carrasquilla, una ausencia sensible si tomamos en cuenta que tiene la varita mágica, pero no determinante si el equipo colectivo funciona como en torneos pasados.
Christiansen lo dejó claro hace tres semanas: el objetivo es intentar superar lo hecho en 2023, cuando se llegó a la final ante México. No con presión, sino con convicción. No como obligación, sino como reto.
La historia también nos respalda. Las diez ediciones de Copa Oro consecutivas para Panamá, se resumen en tres finales, una semifinal y varias actuaciones entre los ocho mejores. En pocas palabras: Panamá siempre compite.
Además, el contexto actual es favorable. El equipo llegará al debut tras 20 días de concentración, una ventaja poco común en selecciones nacionales. Es tiempo suficiente para afinar detalles físicos, tácticos y de cohesión de grupo. Nadie puede decir que no están preparados.
En esta edición, Panamá es cabeza de grupo, algo ganado en la cancha tras jugar tres Final Four consecutivos en tres años. Los rivales en fase de grupos serán Guadalupe, Guatemala y Jamaica. Un grupo que exige, pero no asusta.
Eso sí, la Copa Oro no tiene el camino “cómodo” de las eliminatorias. Aquí el cruce puede traer a Canadá en cuartos, a México en semifinales y a Estados Unidos en una hipotética final. Para las potencias norteamericanas, esta es su última gran prueba antes del Mundial de 2026. El nivel será alto.
Pero ese es precisamente el escenario en el que Panamá ha sabido brillar. La presión, lejos de aplastar, eleva a este grupo. Además, esta podría ser la última Copa Oro para Thomas Christiansen, cuyo contrato termina el próximo año. La vitrina lo espera. La afición también.