Shohei Ohtani volvió al montículo y a la grandeza.
Lo hizo el lunes por la noche en el Dodger Stadium, casi dos años después de su última aparición como lanzador en Grandes ligas. El estadio recibió a 53,207 fanáticos expectantes.
Great to see Shohei Ohtani back on the mound again! pic.twitter.com/2YIhHcsHGe
— MLB (@MLB) June 17, 2025
El mensaje era claro. La estrella estaba de vuelta.
Tras dos cirugías de codo, una ruptura en el hombro izquierdo y meses de rehabilitación, Ohtani subió al montículo como abridor de los Dodgers ante los Padres. En su única entrada de labor, permitió una carrera con dos sencillos y dejó claro que los nervios también existen para los dioses del deporte. Su recta, que debía marcar 95 mph, terminó rozando las 100 por pura adrenalina.
Ohtani se irá del juego sin decisión gracias a que él mismo empató la pizarra. pic.twitter.com/pvS4rPGXxE
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Pero lo increíble vino después:
Apenas terminó de lanzar, se puso las protecciones y entró a batear como si nada. Max Muncy lo resumió con asombro: “Ni siquiera tomó agua”.
Se fue de 4-2 con dos impulsadas, incluyendo un doble que empató el juego. Ganaron 6-3. Su mánager Dave Roberts no escatimó elogios: “Es el mejor jugador del planeta. ¡Qué locura verlo hacer esto!”.
El plan era ir lento, pero Ohtani convenció a todos con sus sesiones en vivo.
Lanzó tres entradas y 44 pitcheos en su última práctica y él mismo pidió el regreso. Ahora lanzará una entrada por salida, una vez a la semana, buscando aumentar progresivamente.
A los 29 años, Shohei Ohtani no solo desafía los límites físicos, sino también los del espectáculo. Su regreso fue un evento espectacular. En el corazón de Los Ángeles, el firmamento se abrió… y brilló Shohei.