Ronaldo Nazario ha decidido no competir por la presidencia de la Confederación Brasileña de Fútbol (CBF), un anuncio que sacudió el panorama futbolístico. La falta de respaldo de las federaciones estatales fue determinante en su decisión, ya que el estatuto de la CBF exige al menos cuatro apoyos estatales para validar una candidatura.
El exjugador intentó convencer a los 27 afiliados, pero solo cuatro mostraron interés, mientras que 23 respaldaron al actual presidente interino, Ednaldo Rodrigues. Ronaldo expresó su frustración en redes sociales: “No hubo apertura para el diálogo. No pude presentar mi proyecto ni mis ideas”.

Su retiro deja la puerta abierta para que Rodrigues continúe en el cargo sin una competencia real en las próximas elecciones. El fútbol brasileño sigue en manos de la misma estructura dirigencial, sin la renovación que Ronaldo intentaba impulsar.
A pesar de su salida, la influencia de Ronaldo en el fútbol no se detiene. Como propietario de Cruzeiro y Real Valladolid, sigue siendo una pieza clave en la industria. Su intento fallido de liderar la CBF deja en evidencia las dificultades para generar cambios dentro de la dirigencia del fútbol brasileño.