El Olympique de Lyon, siete veces campeón de la Ligue 1, fue oficialmente sancionado este martes 25 de junio por la DNCG (Dirección Nacional de Control de Gestión) con un descenso administrativo directo a la Ligue 2. El motivo: una deuda gigantesca de 187 millones de dólares, que el club no logró justificar ni saldar con garantías reales.
A pesar de las múltiples advertencias
Desde el 15 de noviembre de 2024, cuando la DNCG advirtió la situación financiera crítica, el club no consiguió enderezar el rumbo. El presidente John Textor, en declaraciones optimistas meses atrás, aseguraba tener “varios cientos de millones en ingresos futuros”. Pero nada de eso se concretó.
El último intento por evitar la catástrofe ocurrió en una reunión desesperada con la DNCG, donde Textor y el director de fútbol Mickael Gerlinger intentaron revertir la decisión. Sin embargo, el ente se mantuvo firme.
La sanción es clara: descenso inmediato.
Este golpe no solo afecta al prestigio de un club histórico que dominó Francia entre 2002 y 2008, sino que también genera incertidumbre sobre su futuro deportivo y financiero. Paulo Fonseca, actual DT, queda en una posición delicada, al igual que varios jugadores que podrían abandonar el barco.
Aunque el Lyon tiene derecho a apelar, la decisión marca un antes y un después. Una vez más, queda claro que los títulos no salvan a nadie cuando las cuentas no cuadran.


